Una septuagenaria de 61 años, residente en la ciudad de Glasgow, padece una afección llamada “trastorno de excitación genital persistente” y lamenta que esta condición le arruinó la vida.
La mujer, identificada como María, de 61 años, cuyos orgasmos son provocados por cosas tan pequeñas como los baches y la turbulencia de los aviones, dice que sufre de PGAD (Trastorno de Excitación Genital Persistente), que afecta aproximadamente al 1% de la población mundial femenina.
La afección la convierte en incapaz de evitar el clímax cuando está fuera de casa, incluso si no siente ningún deseo sexual. “La mayoría de las veces me siento como si estuviera sentado en un nido de hormigas”
“Hay momentos en que es un cosquilleo todo el día, pero luego algo lo enciende y es un orgasmo. Conduciendo sobre baches, turbulencias de aviones, escaleras mecánicas, la vibración de los violines”, acotó.
‘El noventa por ciento de mi vida ha sido destrozado y el otro diez por ciento tampoco es tan bueno. La viuda ha intentado varias terapias para tratar de curarse, como adormecer geles, la fisioterapia del suelo pélvico y las inyecciones de esteroides directamente en su clítoris, pero ninguna ha resultado eficaz.