La política de austeridad que viene implementando el nuevo intendente de Ciudad del Este, Miguel Prieto, debe ser acompañada y apoyada por toda la ciudadanía de bien, que sueña en futuro mejor y más próspera para todos los habitantes de este distrito fronterizo.
De acuerdo a los datos que hizo público el propio jefe comunal, hay unos 1.700 planilleros, que no ocupan ninguna función, y que solamente aparecen en la institución para el día de cobro del salario.
A esto se suma la contratación indiscriminada de más de 750 personas que realizó en poco más de 2 meses la cuestionada intendente interina, Perla de Cabral, esposa del ex diputado Elio Cabral, en su momento investigado por la justicia por presunto “enriquecimiento ilícito”.
El intendente Prieto llegó al cargo con la principal promesa de campaña, en transparentar la gestión pública, que el pueblo no percibió durante casi 18 años, tiempo en que duró la administración del perverso clan Zacarías, que manejó la municipalidad de la capital del Alto Paraná como un negocio privado.
El cambio obliga a dar vuelta la historia 180 grados, si se pretende lograr la transformación comercial y económica del segundo municipio más importante de la República. Por la falta de una real voluntad política de las anteriores autoridades, que priorizaron los intereses personales sobre los intereses institucionales, Ciudad del Este quedó estancada en el tiempo y hoy el compromiso es recuperar la vivacidad en todo sentido de la capital del décimo departamento.
Es sabido que el novel intendente recibirá presión de aquellos que perdieron su mamadera y no querrán dejar la vida acomodada que le brindó por tantos años su padrino político, Javier Zacarías Irún, que convirtió la municipalidad en una seccional colorada, donde los operadores republicanos afines al clan recibían sus salarios de la institución comunal.
El “planillerismo” en su máxima expresión, con una terrible sangría que generó a las arcas públicas resultó ser este desembozado “modus operandi” que desarrollaba dentro la municipalidad de Ciudad del Este durante 18 años el clan Zacarías, capitaneado por Javier Zacarías Irún, y claro, bajo la complacencia de su esposa, la marioneta Sandra McLeod de Zacarías, ambos investigados por varios hechos de corrupción. Miguel Prieto tiene la obligación moral de limpiar la comuna paranaense y acabar con el vergonzoso planillerismo.