El intendente de Ciudad del Este, Miguel Prieto, demuestra que tiene las mejores intenciones para revertir la situación difícil por la que atraviesa el municipio. Pero en medio de sus buenos propósitos, también comete algunos desaciertos, que el mismo deber reconocer y tratar de corregir errores, por el bien de esta comunidad fronteriza.
El jefe comunal paranaense no debe repetir los nefastos errores cometidos por sus antecesores, en especial por el clan Zacarías, que infundía a la población una soberbia descomunal, que al final terminó en un gran boomerang contra este grupo político, que acabó su reinado al frente de la institución municipal fronteriza de la peor manera.
El joven intendente paranaense a la hora de administrar los recursos públicos debe demostrar mucha inteligencia y capacidad de negociación. Desde que tomó el poder municipal uno de sus mayores escollos a resolver fue la oposición a su gestión de una mayoría de concejales, que no concuerdan con su gestión. Pero, en el fondo, esta divergencia tiene un claro trasfondo político, que el jefe comunal debe buscar una salida al respecto, por el bien de esta sufrida comunidad altoparanaense.
Prieto tiene que evitar que trascienda públicamente los problemas internos con sus colaboradores más inmediatos, como lo registrado días atrás con la directora de Recursos Humanos, Yolanda Paredes, que terminó renunciando al cargo, por no estar de acuerdo con la política de gestión llevada adelante por el intendente.
Pero lo grave de todo esto, es que la máxima autoridad de la municipalidad esteña, luego de dejar su cargo Paredes, continúo disparando contra la que fue la espina dorsal para que el mismo llegue a la jefatura municipal local. Aparte de falta de tacto, no es sensato seguir hablando de la que hasta hace poco tiempo atrás era su brazo derecho.
El mismo debe manejar con más diplomacia temas considerados un tanto sensibles, y que puede repercutir más adelante en su gestión al frente del segundo municipio más importante de la república. Prieto, como primera medida, deberá dialogar con los ediles y buscar una salida al impase, para que haya funcionalidad institucional. De lo contrario, su gestión tendrá muchos inconvenientes hasta el final de su corto mandato.
El pueblo esteño espera resultados y que se vean las mejoras en una ciudad, que por casi dos décadas estuvo sometida al capricho de un clan político perverso, que saqueó y esquilmó la capital del Alto Paraná, sin que hasta ahora sus integrantes hayan sido castigados por la corrupta justicia nacional. Prieto debe actuar con tacto en estas horas difíciles de Ciudad del Este.