Con los cambios introducidos por el presidente Mario Abdo Benítez, especialmente, en el Ministerio del Interior, donde nombró a un opositor, su intención es dar vuelta la página y de esa manera recuperar la credibilidad de la ciudadanía, que es el principal capital político, en un momento de convulsión, que viene experimentando su gobierno.
Marito apenas pasó un año y un mes de gestión, donde la inestabilidad comenzó a aflorar, y con una amenaza en cierne del juicio político, tramado desde la oposición y con un guiño cómplice del cartismo. La apertura del juicio político es la mochila más pesada que lleva y capaz llevará a cuesta el actual presidente hasta el final de su mandato.
Pero el que más golpeó al gobierno fue la acusación de “traición” a la patria, por la presunta entrega de energía al Brasil. Esa es otra cruz muy pesada que acarrea sobre el hombro Abdo Benítez, y que en casi 4 años de gestión que le queda deberá buscar la panacea exacta, primero, para recuperar la confianza perdida, segundo, para empujar el país para el anhelado desarrollo socio-económico y tratar de zarpar a un puerto seguro, y salvar el barco, que corre peligro de hundirse.
No obstante, la sombra del juicio político continúa aquietando las aguas en el ámbito gubernamental, donde el presidente la República deberá tener mucho juego de muñeca para salir de la difícil situación e intentar culminar el mandato sin los sobresaltos actuales que viene experimentando.
¿Será que Marito revertirá este momento de turbulencia? Esta es la gran interrogante que se hace la población, los politólogos y analistas, que son fieles testigos de la coyuntura actual. Marito sumó varios detractores desde el momento en que declaró la “guerra” a la mafia empotrada en el poder y que se habla, lo que está pasando actualmente con su gobierno es apenas una devolución de “factura”.
Pero hay que admitir que Marito cometió una serie de errores sucesivos lo que llevó al país en un descontrol total, sin que aparezca, por ahora, una fórmula salvadora para sacar a esta república de la terrible situación en que se encuentra. El gobierno, en las últimas semanas, ha emitido tibias señales para buscar recuperar la confianza del pueblo.
Marito no debe retroceder en esa línea de combate a la corrupción y el crimen organizado, que fueron promesas hechas en campaña electoral, y que jugó un papel importante para que el mismo gane las elecciones, primero, al interior de su partido y luego las generales.
No todo está perdido cuando hay voluntad política para levantar el país de un momento por demás difícil por el que viene atravesando en el contexto político, económico y social. Si Marito baja la guardia ante los corruptos y “poderosos” acabará su mandato en la banquina.