Escribe: Luis Alen.
Horacio Cartes concretó el “atraco” al Partido Colorado el pasado sábado, lo que le permitiría también soltar la mano de Javier Zacarías Irún mientras abre los brazos del cartismo al diputado altoparanaense Ulises Quintana, quien sin embargo no puede pisar aún Ciudad del Este por la curiosa y hasta absurda decisión judicial que lo dejó en semilibertad, y sólo habilitado para volver a su banca.
HC no podía tener mejor panorama para su objetivo del poder total, después que hiciera prevalecer su absoluta voluntad en la convención partidaria, tal como ya se podía prever después del 29 de julio, cuando se había decidido convocar al congreso de la Asociación Nacional Republicana (ANR) y de hecho se prorrogó la titularidad de la principal agrupación política del país faltando sólo el voto mayoritario de los convencionales, lo que ha ocurrido ahora con el fin de otorgar un aval discutible para la prolongación del mandato por más de cinco años, sin que esta posibilidad estuviera contemplada en ningún texto constitucional, la ley electoral o el estatuto partidario.
De esta manera se ha consolidado el poder real fáctico de Cartes. Es la insólita situación en la que ha desembocado el país como resultado de la “renuncia” de Marito Abdo a ejercer el poder con la operación Cicatriz, de unidad para la impunidad, pero con el Patrón como único beneficiado que ahora se consolida como el “factótum” de la República, habilitado nada menos que a digitar las listas oficialistas en las elecciones internas de la ANR y para las generales en representación del viejo partido Colorado, ya acostumbrado desde luego a caer en manos de dictadores o de hombres fuertes en su largo historial al servicio de poderes fácticos.
La foto que recorrió la prensa, las redes sociales y los celulares en los últimos días muestra a un exultante Horacio Cartes junto a sus acólitos en la junta de gobierno y en compañía de Ulises Quintana, pero con la ausencia muy notoria de Javier Zacarías Irún, hasta ahora el vicepresidente tercero, en lo que se puede interpretar perfectamente como un mensaje acerca de hacia dónde van las preferencias de HC.
Esto último no escaparía al olfato político de un ZI conocedor de los avatares de la politiquería criolla, por lo que ya habría estado calibrando el nuevo escenario del cual podría ser desplazado y la posición a adoptar ante la patada del Patrón.
La mira en 2023
Ya nadie puede dudar que la meta de HC es imponer su candidato a la presidencia de la República en las elecciones de 2023, para lo cual dio un gran paso con la “obediencia” de la dirigencia colorada a sus órdenes, aunque han habido algunas voces disidentes no comparables con las resonantes rebeldías de otras épocas a las imposiciones del poder, como eran las de Luis María Argaña o Lino César Oviedo durante la transición democrática que ha llegado a tan lamentable como triste final.
Lo que no tiene claro aún Horacio es algún delfín para entronizar en el sillón de López, que consienta el destino de seguir con el triste papel de títere como el caso actual de Abdo Benítez. Por ahí está rondando Santi Peña, aunque también podría haber sorpresas en torno a otros nombres posibles.
Sin embargo, aún falta ver el ensayo de las municipales del año próximo con el desbloqueo parcial de las listas sábanas y el voto preferencial. Aunque por las dudas el cartismo, previniendo cualquier hipotética pirueta del voto cruzado o las tachaduras de candidatos rechazados de las listas, se ha adelantado a estos hechos con el reaseguro de la “unidad” de la oferta electoral a través de Concordia Colorada.
Pero ya se presiente que, de todos modos, las precandidaturas irán apareciendo sobre la marcha con otros movimientos, por lo que habría que ver también si se consolida o no la disidencia al cartismo tanto dentro como fuera de la ANR, ya sea en las internas o en las generales.
Lo que está claro es que una vez afianzado el control partidario, el poder fáctico real que encarna HC se orienta indudablemente a asegurar su influencia indiscutible para dar las “orientaciones” al Poder Judicial, toda vez que prácticamente la Cámara de Diputados también le responde con el agregado de la bancada abdista.
Es en la Justicia donde aún persiste la incógnita de si ya tiene confirmada su preeminencia tras la posible ruptura con ZI, porque éste aún posee varias líneas de conexión con jueces amigos, especialmente de la zona del Alto Paraná. De allí que todavía está por verse si es que tendría sentido darle más manija a Ulises Quintana en detrimento de Javier Zacarías Irún, dentro del cartismo.
Mientras que a votos se refiere, la ciudadanía altoparanaense la tiene jurada al cartismo con el aviso de una contundente derrota en las urnas en las próximas municipales, tanto si presenta candidaturas afines a ZI o al mismo Ulises, como eventual nuevo devoto cartista. La única esperanza para la ANR en Alto Paraná podría ser la presentación en las generales municipales de candidaturas no cartistas.
El desprecio a las elecciones inmediatas para la renovación de autoridades partidarias ya está delatando que el cartismo aún no está seguro de ganar, por lo que prefirió aplicar la aplanadora del poder crematístico, pisoteando todas las disposiciones de orden electoral vigentes en la República.
Oposición y EE.UU.
Una vez controlada la ANR, el poder total a nivel país está a la vuelta de la esquina para el cartismo. Ya con la vista puesta en 2023, el otro gran objetivo es dividir a la oposición no colorada, de tal forma que ésta no conforme un gran frente o coalición anti-Cartes. Una alternativa viable para HC es que los opositores se atomicen en varias candidaturas, o que un sector importante se una tras una candidatura de fachada que en el fondo responda también a Horacio.
Por de pronto, el que más se propone desenfundar la espada contra Cartes es Efraín Alegre, quien el domingo pasado obtuvo la aprobación de la convención del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) para sancionar con la expulsión a cualquier legislador azul o afiliado que se preste a las maniobras cartistas, tanto en el Parlamento o fuera de él.
Sin embargo, Blas Llano y otros dirigentes liberales no descansarán hasta conseguir su objetivo de desbaratar la estrategia efrainista centrada en la lucha anti-HC, con el pedido de desdoblar, a la usanza cartista, las internas municipales de las votaciones para elegir autoridades del directorio y de los comités barriales o distritales.
Como ya ocurriera en elecciones generales anteriores, posiblemente la capacidad de la billetera de HC incline a su favor la balanza de los votos a nivel nacional, pero lo que resulta indudable es que la ciudadanía se halla muy alejada de la dirigencia política que más rechaza, como es la de los impresentables de la política, y que en su mayoría han venido adornando la vidriera cartista y de los demás partidos. De allí que Cartes no querría ir a la búsqueda de votos que le serían esquivos en el caso que se lance a la arena con ZI y otros próceres.
Más aún cuando los candidatos deberán presentar en tiempo y forma sus declaraciones de bienes y los nombres de sus financistas, con sus identificaciones y números de cuentas en los bancos, que luego podrán ser escudriñadas “on line” por los votantes.
Por eso, finalmente queda por ver si habrá o no bendición de la embajada norteamericana para el régimen de facto de HC que se basa precisamente en el abundante dinero de dudosa procedencia que cuenta con el blindaje judicial de la protección política.
Más aún ahora en que los demócratas están por volver a la Casa Blanca y existirán movidas en las principales agencias de Washington donde se manejan los intereses vitales de Estados Unidos, especialmente los relacionados con los tráficos de frontera o la gran lavandería de dinero negro a los que se vincula al mismísimo Horacio, según los profusos informes al respecto de las propias dependencias de la administración estadounidense.
El nuevo presidente Joe Biden posiblemente requerirá más efectividad al Gobierno paraguayo en la lucha contra el crimen organizado, que es el que sirve de gran soporte para el contrabando, el narcotráfico y el lavado de activos dudosos, pero a los que todavía debería embretar el equipo fiscalizador de Marito Abdo, que ya se halla atenazado por la “Cicatriz”.
Esta vez ya no serviría de excusa la alineación sin protestas a las prioridades internacionales de USA, como la exigencia de línea dura contra Irán o sus regímenes regionales adictos como Venezuela e incluso el nuevo gobierno de Bolivia. Lo concreto es que no debe haber más protección local en la Justicia o en la clase política para el crimen organizado financiador del terrorismo internacional, lo que tropezaría lógicamente con la práctica cartista de evitar que cualquiera de sus hombres sufra condena judicial, como ha ocurrido hasta el momento.
Como una muestra, Cartes ya dio su “ok” a la mención en la ley antilavado del control más directo sobre los movimientos de dinero negro en las tabacaleras y los clubes de fútbol, dos de sus principales negocios. Hay que recordar que inicialmente el cartismo se oponía a esto, pero en la última sesión del Senado sus legisladores lo aprobaron.
Sorpresivamente, la Seprelad se había opuesto también a la inclusión directa de estas empresas como obligadas a una especie de autocontrol, aduciendo que sin figurar expresamente en la ley de igual forma debían ser fiscalizadas por ser de alta prioridad. El temor de la Secretaría Antilavado tal vez es que las empresas sólo informaran a partir del nuevo texto legal en forma “voluntaria” y parcial sobre sus movimientos de fondos, pero sin auditorías molestosas o fuera de la agenda de sus accionistas.
Pero prevaleció finalmente la intención de aparecer como que por “propia iniciativa”, las empresas de HC se convertirán en celosas controladoras de sí mismas, ahuyentando de paso a cualquier otra competencia que se les aparezca por el camino.
Es que el poder total ya le habilita a HC no sólo “a fiscalizarse a sí mismo”, sino, lo más importante, a tener la privilegiada ubicación de poseer toda la información con el fin de conocer muy de cerca los movimientos de los competidores eventuales en los diferentes rubros de los negocios, tanto blancos como grises y hasta los negros, por si los hubiere o se los descubriera.
Y ni hablar de las operaciones de allanamiento a los puertos ilegales de carga en la frontera, que hace tiempo no se realizan en homenaje a la “unidad para la impunidad”. Tampoco la “oposición rentada” se acuerda de impulsar la demorada trazabilidad de la producción de cigarrillos a través del protocolo internacional contra el tráfico ilícito de tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Todo apunta a que los negocios negros se convertirán en blancos como por arte de magia, al estilo de un nuevo Rey Midas.