Escribe: Luis Alen.
La “desaparición” de la escena de Marito Abdo, mientras HC ya recuperado del coronavirus se hace presente en la sede de la ANR para observar los destrozos causados en Colorado Roga por los manifestantes, es la imagen de un país sumido en un total vacío de poder, en medio de una severa crisis sanitaria y social a la cual los políticos no atinan encontrar una salida.
Las protestas ciudadanas siguen latentes con el aporte de la marcha campesina, pese al aflojamiento de las movilizaciones ante el envío al archivo en tiempo récord del juicio al presidente y vicepresidente de parte de cartistas y abdistas en la Cámara de Diputados. Pero esto no implica apagar el fuego de la crisis política, como tampoco configura precisamente un interés colorado por dar apoyo al poder del presidente Abdo, sino todo lo contrario.
De que la enfermedad del modelo político es terminal lo muestra la intención de una nueva postergación de las elecciones municipales, con el pretexto de la crisis sanitaria y la evidente imposibilidad de dar lugar a las concentraciones políticas de campaña electoral por la agudización de la pandemia y la imprevisión del gobierno al no haber contratado a tiempo las vacunas anti-Covid.
Pero se ve también que los dirigentes “viejos zorros” de la política como Juan Carlos “Calé” Galaverna saben que este es el peor momento para el centenario Partido Colorado, sumido como está en una tremenda erosión de su credibilidad ante la nación, por la forma en que se ha gestionado no sólo la crisis sanitaria, sino también la brutal corrupción de los círculos de poder en plena pandemia y sufrimiento del pueblo humilde en los hospitales.
Los agentes promotores del viejo sistema político corrupto y prebendario avizoran sin lugar a dudas que el voto castigo será fulminante para la ANR tanto en las municipales como en 2023, más aún porque la permanencia de Abdo Benítez y Hugo Velázquez en la cresta del poder genera la repulsa de gran parte de la sociedad. Y peor aún, sabiendo la gente que son mantenidos en sus cargos por el apoyo de Horacio Cartes.
La agenda de Grillón
Para los cartistas y sus ahora protegidos abdistas como el mismo “Calé” y su hijo “Nano”, las masivas movilizaciones ciudadanas no fueron espontáneas ni nacidas de un convencimiento de la necesidad de fundar una nueva República como lo entrevió el canciller Euclides Acevedo a un periodista de Infobae, sino sencillamente la aplicación de la teoría de la conspiración izquiedista basada en realizar actos violentos como forma de crear el caos y aumentar la crispación social con el fin de provocar la caída del gobierno colorado.
Se debe recordar que el “plan” supuestamente secundado por la izquierda latinoamericana del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, fue encontrado fortuitamente en una agenda del exsenador luguista Alberto Grillón, nada menos que en un allanamiento a una llamativa pista clandestina anexa a un taller de aviones descubierto en Areguá, capital del departamento Central, en las mismas narices de la Dinac y el aeropuerto Silvio Pettirossi, hace un par de años.
No hay mejor argumento para frenar las movilizaciones populares espontáneas contra la corrupción y la impunidad del gobierno de la ANR, que asociarlas a oscuras maquinaciones de una izquierda casi moribunda, que ahora encontró aire para luchar de nuevo contra los fantasmas stronistas de la Voz del Coloradismo, con su conocido eslogan contra “quienes buscan la división de la familia paraguaya”, por obra y gracia de la astuta manipulación del cartismo y los medios que son de propiedad del Patrón.
HC aparece como el factótum del poder, pero ahora que le salvó del juicio político a Marito Abdo, trata de aplicar el viejo manual colorado de ser gobierno y oposición al mismo tiempo, lo que ya no serviría ante la profundidad del hartazgo ciudadano por la situación sanitaria y social, con el riesgo de caer en una fuerte recesión económica en el caso de una vuelta a drásticas medidas de confinamiento social en las próximas semanas para frenar al coronavirus.
Lo que sí resulta preocupante es que Abdo Benítez no tome de nuevo las riendas del poder y se proponga dar un golpe de timón en lo que resta de su mandato para dar alguna respuesta esperanzadora a la población, no sólo en cuanto a la llegada de las tan ansiadas vacunas, sino incluso en el acuciante aspecto de asumir una conducción que lleve a cambios sustanciales como la reforma del Estado y la independencia del Poder Judicial, que serán determinantes para la vuelta de condiciones mínimas con miras a la retomada en la dinámica de la inversión privada extranjera en la post-pandemia, ya que sólo estos aportes de capitales serán los que puedan, junto a la empresa privada nacional, levantar de nuevo la economía nacional, dado el gran endeudamiento público estatal.
Marito no está
La virtual desaparición de la escena del presidente es atribuida a su deseo de concentrarse ahora en la rápida adquisición de las vacunas, que hasta el momento en su mayor parte vienen en lotes mínimos como donaciones de países amigos, en solidaridad ante lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya llama como “la grotesca desigualdad en el acceso a las vacunas” a nivel internacional, y donde los países pobres son discriminados en la distribución en favor de los países ricos.
Es comprensible que Abdo trate de superar uno de los más sonoros fracasos de su gestión, con el tema de la llegada tardía de las vacunas, después de posicionar al Paraguay en el último lugar en Latinoamérica en la cantidad de vacunaciones contra el Covid-19 por cada 100 habitantes, según el ránking publicado por el New York Times.
Llama la atención el “desastre ko Marito” con los inmunizadores que son vitales para cimentar las bases de un plan de recuperación económica, habiendo tenido tiempo de tejer una “diplomacia de las vacunas” que terminó mal para todos los paraguayos convirtiéndose en la “diplomacia mendicante” de las últimas semanas, pese a que el gobierno pudo haber acudido hace meses a contactos a nivel mundial sin depender, por ejemplo, del también desastroso mecanismo Covax de la OMS.
Ahora la municipalidad de Ciudad del Este, junto a otros municipios, plantean la adquisición, no se sabe a qué precio, de unas 200 mil vacunas Sinopharm ofrecidas por la Cámara de Comercio Paraguay-China, que ya había ofertado 14 millones de dosis al gobierno nacional, sin que tuviera respuesta porque se sabe que detrás está el condicionamiento del gobierno chino comunista de Beijing de romper relaciones con la rebelde isla de Taiwán, anticomunista, como paso previo a recibir esas grandes cantidades de vacunas.
Se sabía que China Popular vendría a exigir la ruptura con los taiwaneses, pero como ahora se vuelve a escenificar una especie de nueva Guerra Fría entre Estados Unidos, China y Rusia, la posición de Paraguay como único aliado de Taiwán en Sudamérica es a la vez una revalidación de tal ubicación en el tablero de ajedrez heredado de la época de la antigua Guerra Fría.
A todo esto se debe agregar el solapado apoyo norteamericano para la continuidad de Marito, para no entregar la presidencia a Velázquez y menos aún dar más protagonismo del que ya tiene al Patrón HC. Pero, de todos modos, resulta del todo un cruel contrasentido mantener al Paraguay como aliado de Taiwán a instancias de la potencia americana dominante, Estados Unidos, que vacuna a su población a un ritmo de más de un millón por día, mientras los paraguayos deben encerrarse de nuevo para frenar al letal virus sin posibilidad de iniciar masivas vacunaciones, ya ofrecidas por el gobierno chino.
A falta de un cambio desde arriba, por la inacción de una clase política domesticada por el cartismo, Marito aparece ya a los ojos de los analistas independientes y comentaristas internacionales, como “un perro atado” por su dueño HC, lo que pone de manifiesto también la urgencia de que la oposición vaya armando un frente único de salvación nacional en 2023, en coincidencia con el momento clave de la renegación de Itaipú que asegure tiempos mejores para la población paraguaya en la post-pandemia.