
Escribe: Luis Alen.
El proyecto presidencial de Hugo Velázquez ha tomado fuerza tras la aparente ruptura de la “Cicatriz” abdo-cartista, convirtiéndose el segundo del Ejecutivo en el factótum del equilibrio de poder y en el virtual nuevo garante de la gobernabilidad de Marito Abdo, al mismo tiempo que se fortalece como un contrapeso al poder de HC.
Con los resultados de las internas en la ANR y la reelección de Óscar “Cachito” Salomón en el Senado, se configuró en el ámbito nacional un nuevo equilibrio de las fuerzas políticas, ya que no se puede hablar más del cogobierno Abdo-Cartes sino del surgimiento de un contrapeso al poder de HC, personificado en el vicepresidente Hugo Velázquez.
Velázquez se orienta hacia la precandidatura presidencial aún sabiendo que corre el riesgo de quedar muy pegado a la suerte del abdismo, especialmente por el fracaso frente a la crisis sanitaria y el desgaste de un gobierno asediado por la indefinición en torno a la renegociación de Itaipú, el gran endeudamiento externo generado por la emergencia, pero también por la corrupción durante la pandemia y la rampante impunidad en la justicia, que han sido el caldo de cultivo para un creciente malestar social con el agregado de la incertidumbre económica y la gran inseguridad que pone en jaque a toda la sociedad.
A Horacio y a su delfín Santi Peña, les pareció mucho más provechoso en términos políticos patear el tablero, atacando el acuerdo del Senado, pese a ser lo más normal del mundo que fuerzas antagónicas se unan para una votación crucial. Sólo se cumplía con el cronograma ya establecido de despegarse de toda responsabilidad para con el gobierno, mirando sólo la “unidad colorada” para los comicios generales de octubre que permita controlar los mayores municipios posibles.
Pero el tema de fondo es aparecer defendiendo posiciones férreas en materia de invasiones a propiedades, o en impuestos sobre la soja y el tabaco, e incluso la defensa de la vida en una perspectiva antiaborto que también es la postura de la Iglesia. El objetivo del cartismo es enarbolar banderas de derecha bien extremas, en el caso que se quiera atacar su fortaleza, como es la impunidad que le brinda el control sobre la fiscalía de Sandra Quiñónez.
Como lo dijo el mismo Santi y lo repitieron otros voceros cartistas, a HC no le preocupa tanto haber o no llegado a su objetivo de controlar totalmente el Congreso, sino “lo que hay detrás del pacto abdo-luguista”. Es decir, qué se traerían entre manos Abdo y Velázquez en alianza con parte de la oposición.
Aquí entra a tallar el aspecto esencial en la lucha por el poder, como es la posición que deberá asumir el mismo gobierno abdista en relación a los grandes temas de debate nacional, que no son ya las invasiones de propiedades o los impuestos, como quiere dar a entender HC, sino la negociación con Brasil por Itaipú y lo planteado por Estados Unidos con respecto a terminar con el pacto de impunidad focalizado en una fiscalía y una justicia totalmente volcadas a defender los intereses de Cartes.
Por eso, mientras Velázquez ya prepara el camino para las presidenciales asumiendo que deberá hacer frente al cartismo, este nuevo equilibrio del poder puede servir para que, por fin, Marito cumpla por lo menos en parte con la sociedad y traiga las vacunas contra el virus pandémico, pero también se anime a combatir con todas las fuerzas a su alcance al otro bicho endémico de la corrupción y la impunidad.
EE.UU. dio un ultimátum
Se puede decir que Marito Abdo guardó su presidencia bajo siete llaves, desde el momento que Estados Unidos puso en su lugar las verdaderas prioridades sobre las que girarán los tiempos políticos del país en los dos años que le restan al actual período constitucional. Es que la potencia hegemónica y principal aliado del Paraguay en el mundo, puso como objetivo esencial que los tres poderes del Estado y la fiscalía unan fuerzas en la lucha contra la corrupción, el lavado de dinero y los tráficos que incluso financian al terrorismo.
La visita de la principal funcionaria en temas políticos internacionales de EE.UU., la subsecretaria del departamento de Estado, Victoria Nuland, ha sido un mazazo para los actores políticos principales, que han estado entretenidos en los forcejeos entre las corrientes partidarias como resultado de las internas del 20 de junio, pero olvidando que las prioridades del país pasan en estos momentos por lograr la recuperación económica, la cual sólo se conseguirá en la medida en que se creen las condiciones propicias para la retomada de un desarrollo sustentable y con inclusión social.
Para el Gobierno norteamericano no hay otro camino con miras a lograr la reactivación de las inversiones que fomenten la creación de empleos y así volver a reducir los elevados índices de pobreza generados por la pandemia, sino a través de la certeza de una gobernanza basada en el Estado de derecho. Y con una fiscalía que actúe decididamente contra la corrupción, al mismo tiempo que se concreta una independencia judicial que garantice la eliminación de la impunidad, especialmente de funcionarios y miembros del crimen organizado que cuentan con vía libre para cometer toda clase de negocios ilícitos, utilizando hasta el sistema financiero formal para blanquear sus bienes malhabidos.
Coincidente con el anuncio de que el presidente Joe Biden enviará un millón de vacunas anti-covid, la presencia de la alta funcionaria fue aprovechada para exigir las investigaciones fiscales con vistas a reducir los índices de corrupción y la impunidad ligada a los pactos políticos vinculados al mantenimiento en el poder de Marito, con el sustento de los votos anti-juicio político de HC. Es que para EE.UU está claro que el auténtico sostén de Abdo en la presidencia es el apoyo norteamericano y no el de Horacio Cartes, como éste lo quiere sugerir siempre para tener a Marito como su virtual títere.
Tampoco Horacio le va a convencer a la nueva administración de Washington con discursos de derecha favorables a la propiedad o a los bajos impuestos, porque la misma enviada de Biden ha dicho ya que lo que “mata el futuro” de las nuevas generaciones y produce el atraso económico y de oportunidades, es la corrupción del sistema político paraguayo cuya esencia es la impunidad de los principales actores que protegen la narcopolítica, con sus ramificaciones en la mafia de frontera.
Brasil impone sus condiciones
El Gobierno de Brasil está dispuesto a privatizar Eletrobrás, con cuya venta tendrá un interesante ingreso de poco más de una decena de miles de millones de dólares, apremiado como está por financiar los planes post-covid. Uno de los elementos claves para atraer a los inversionistas extranjeros será la baja en la tarifa de la energía de Itaipú, frente a la cual el gobierno paraguayo carece de una estrategia definida, como aún no la tiene frente a la renegociación del Anexo C o del tratado mismo en 2023.
Se debe recordar que fue el propio vicepresidente Velázquez quien estuvo muy involucrado en el acuerdo “secreto” de 2019 que podía haber permitido la venta de la energía paraguaya al Brasil a precios mucho más favorables que los de la “cesión” actual prevista por el tratado. Porque el tema crucial para el desarrollo es utilizar finalmente la energía para su venta a precios de mercado, a la vez que se dan los pasos para romper el monopolio de la Ande, de generación, transmisión y distribución, que es un sistema obsoleto y contrario a la creación de condiciones para el crecimiento de la economía nacional.
Mientras tanto, HC representa el aval posible para que Brasil imponga sus puntos de vista en Itaipú, como la baja de la tarifa pero sin ninguna posibilidad para la aplicación de precios de mercado a la energía paraguaya que va al vecino país tomando la actual figura de la cesión, que debe ser suprimida en la renegociación adoptando la tesitura de la venta lisa y llana. Los brasileños podrían utilizar a HC como su valedor interno, atendiendo a la posibilidad que puedan reactivar el proceso hoy dormido de acusación contra Horacio en la justicia brasileña sobre las correrías de Darío Messer, su hermano del alma, en el “Lava Jato”.
Ante esta perspectiva, se puede evidenciar que Hugo Velázquez lleva todas las de ganar asumiendo una posición favorable a las presiones de Estados Unidos, por ejemplo para un cambio en la fiscalía cartista, mientras puede con ello fortalecer igualmente su poder político en la puja que seguramente habrá con HC en el proceso de defender con mayor ahínco los intereses del Paraguay para la venta de la energía de Itaipú a precios de mercado, y no regalados como lo quiere seguir haciendo el Brasil para beneficio no ya del pueblo del vecino país, sino de los inversionistas que desean apropiarse de la mayor empresa brasileña como es Eletrobrás.



























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