Escribe: Luis Alen.
La aplastante victoria del expresidente Donald J. Trump en las elecciones de Estados Unidos, con el refuerzo del control del Partido Republicano sobre el Congreso, da renovadas ínfulas a Horacio Cartes para esperar que el nuevo gobierno norteamericano, que asumirá el 20 de enero próximo, revierta las sanciones económicas que pesan sobre el Patrón tras la declaración de “significativamente corrupto” que le endilga el Departamento de Estado desde 2022.
La buena noticia para HC es que baja de escena el gobierno demócrata de Joe Biden cuya continuidad iba a representar la vicepresidenta derrotada Kamala Harris.
Si ganaban los demócratas, estaba cantado que la amenaza contra Cartes de acciones judiciales como un posible pedido de extradición, no estaba descartada, a estar por la serie de medidas en su contra ya tomadas en los últimos dos años, tanto por las implicancias del calificativo de “corrupto” como por todas las consecuencias de una virtual barrida del Patrón del Quincho del sistema financiero y bancario de Estados Unidos, lo que afectó el manejo normal de la totalidad de su conglomerado empresarial, comenzando por el buque insignia del Grupo Cartes, Tabacalera del Este S.A. (TABESA)
La cuestión es que difícilmente Trump pueda desligar de sus tomas de decisión el factor de la “seguridad nacional”, toda vez que las agencias norteamericanas que investigaron los negocios de Horacio desde por lo menos 2009, durante el gobierno de Barack Obama, lo hicieron no por mero capricho para derribar su negocio tabacalero que compite con las grandes multinacionales del tabaco como BAT o Philip Morris, sino por supuestas vinculaciones del tráfico internacional de cigarrillos de contrabando con los narcos de Latinoamérica y los fundamentalistas islámicos del Hezbollah libanés, enemigos acérrimos del Tío Sam.
Sólo hay que tener en cuenta que Hezbollah actualmente está lanzando todos los días cohetes contra las ciudades de Israel y por lo tanto contra un aliado cercano de USA.
El blindaje de HC
Además resulta notorio que Estados Unidos tomó las medidas contra HC esperando una reacción del electorado en 2022-2023 para desbancarlo del liderazgo político en la ANR que le sirve de blindaje contra medidas fiscales y judiciales en el Paraguay, a la espera de otras medidas a ser impulsadas por el Departamento de Justicia de Washington.
Antes que sufrir su desplazamiento del poder, Cartes obtuvo mayor vigencia política tras las elecciones de 2023, dominando casi por completo los tres poderes del Estado y devenido en hombre fuerte del país en un sitial parecido al que tenía en otro contexto histórico el general Alfredo Stroessner. Es así que ni siquiera le peligra alguna “revuelta”, ya sea opositora o del presidente Santiago Peña, cuyo mando sólo técnico pero no real, no le es impedimento a HC para tener el unicato “soberano”, no compartiendo el poder con el titular del Ejecutivo.
Las sanciones a HC más bien le brindaron un aura de imbatibilidad política a nivel interno, lo que no es trivial si se tiene en cuenta que la magistratura y la fiscalía se hallan totalmente pendientes de la orientación proveniente del Quincho, si se trata obviamente de cuestiones que hacen a los intereses del cartismo.
En esas condiciones, no sería desatinado aventurar la hipótesis de que Estados Unidos haya demorado cualquier medida judicial adicional contra Cartes por consideraciones netamente políticas, dado el desgaste innecesario que supondría una batalla en la Corte Suprema paraguaya habiendo otras cuestiones sensibles que atender en la relación con Paraguay, como es el caso del alineamiento de nuestro país con EE.UU. a nivel internacional, en los temas más sensibles como Taiwán-China, Ucrania-Rusia e Israel-Irán.
Capacidad del lobby cartista
Pero de cualquier manera está por verse la capacidad cartista de su lobby en Washington con el entorno de Donald Trump, para obtener la venia de una eventual reversión de las sanciones contra HC, más aún cuando será difícil convencer al magnate devenido en líder político de la megapotencia mundial, que “no son ciertas” las acusaciones, según lo afirmó Santi Peña, de corrupción y de conexión con negocios ilegales e incluso con el terrorismo internacional por parte de Cartes.
Ya durante el primer mandato de Donald Trump, en 2017, su administración tenía la radiografía completa de los negocios de HC, a tal punto que en mayo de dicho año, después del intento fallido de la enmienda constitucional pro reelección, la razón por la que desistió Horacio de llevar adelante contra viento y marea su propósito de ser reelegido en 2018, fue el ultimátum del mismo gobierno de Trump de que podría ser incluido el presidente paraguayo y a la vez empresario tabacalero, en un proceso penal por contrabando de tabaco que ya se estaba llevando a cabo en ese momento en un tribunal norteamericano, según lo adelantaba Primera Plana a partir de informaciones que fueron saliendo en el prestigioso diario The New York Times.
La reculada de Cartes consiguió que se frene el potencial proceso judicial en su contra, pero que fue tomando nuevamente forma bajo otra batería de sanciones no tanto a cargo del Departamento de Justicia, sino por parte del Departamento de Estado, ya en la presidencia de Biden, desde 2021.
Sin embargo, no hay que olvidar el contenido de la conversación que mantuviera Marito Abdo con Donald Trump en la Casa Blanca, en diciembre de 2019, cuando trascendió el pleno apoyo de Estados Unidos a una línea política que condujera a desbaratar de una vez por todas la influencia del cartismo sobre el gobierno paraguayo, habida cuenta de la constatación de su pleno dominio de la escena política con el riesgo de que el Paraguay caiga en las redes de los narcos y del crimen organizado, que cada vez más se estaban convirtiendo en financistas del terrorismo islámico.
Sin embargo, ocurrió lo contrario, pues el poder cartista fue creciendo aún más, hasta el extremo de evitar cualquier investigación fiscal en contra de HC, lo que llevó finalmente al gobierno de Biden a adoptar la decisión de declarar a Cartes como “significativamente corrupto”, con la clara intención de influir sobre el proceso electoral en 2022, lo que no pudo evitar, como se vio después, la victoria en las internas de diciembre de dicho año del cartismo, que tomó el control de la ANR así como del Gobierno nacional en abril de 2023, tras las elecciones generales.
Qué se puede esperar de ahora en más
La gran pregunta que flota en el ambiente político es qué podría hacer aún Joe Biden en los pocos días que le restan de gobierno en el caso de Cartes y su posible procesamiento por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos a través de un fiscal de distrito.
Y la otra pregunta es qué hará Donald Trump una vez que asuma el mando, de si continúa con las medidas contra HC o se revierten las sanciones.
La continuidad o no de las sanciones contra HC dependerá finalmente de la evaluación que se haga en Washington entre los asesores de Trump acerca de la importancia que realmente tienen las conexiones de Cartes con el submundo de los tráficos y del financiamiento del mercado de dinero negro, que es utilizado tanto por los narcos como por los extremistas de Hezbollah, y en qué medida son atentatorios contra la seguridad nacional de Estados Unidos.
Por de pronto, todo está por verse en materia de una reformulación de la geopolítica mundial con el advenimiento de la segunda presidencia de 4 años de Trump, con el espaldarazo de un plebiscito muy favorable por parte del electorado norteamericano, no sólo porque ganó holgadamente en el Colegio Electoral sino por su arrolladora victoria en el voto popular.
Es posible que Cartes pueda beneficiarse con una visión del mundo de Trump más volcada a un proteccionismo que incluye un creciente aislamiento de la potencia hegemónica planetaria, para dar lugar a un nuevo escenario donde podría darse el caso de una expansión del bitcoin como moneda digital dominante, ya bajo control norteamericano, en vez de dejarlo a merced de fuerzas del mercado negro no manejadas por Estados Unidos como es en la actualidad de la economía digital internacional.
Como se puede apreciar, de buenas a primera no podría darse el caso de un escenario favorable para revertir enseguida las sanciones contra Cartes, por la misma característica del reacomodo de las distintas fuerzas imperantes a nivel internacional, pero sí podría haber una tendencia a evitar mayores medidas como el famoso pedido de extradición, a la espera de que vaya consolidándose el gobierno de Trump en el nuevo escenario mundial, más aún cuando en Paraguay, aunque sea una pieza menor en el ajedrez de la geopolítica planetaria, campea el cartismo ya como un fenómeno político-social que influye sobre la toma de decisiones del gobierno paraguayo que finalmente estén en sintonía con los intereses geopolíticos mundiales de USA.
En síntesis, lo que se puede esperar es un compás de espera en la adopción de otras medidas o sanciones procedentes del Norte, en la nueva era Trump, pero no por ello se puede afirmar que HC deja de estar en la mira de las agencias norteamericanas que lo tienen como objetivo “significativo” de investigación, tal como se lo identificó en el operativo “Corazón de Piedra” de comienzos de la década de 2010.
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