Escribe: Luis Alen
La contundente derrota de la ANR en la elección municipal de Ciudad del Este, además de proyectar la figura del destituido intendente Miguel Prieto a nivel nacional, resulta un claro mensaje al cartismo acerca de la necesidad de una autocrítica sobre su gestión actual en el Gobierno, que por lo visto no convence a la gran mayoría del electorado republicano, atendiendo al veredicto inapelable de las urnas del domingo pasado.
La pulseada electoral esteña fue interpretada desde un principio como una prueba clave para el cartismo y la oposición, de cara a las elecciones municipales y generales, tanto de 2026 como de 2028. Para ambos lados del mosaico político nacional, seguramente saldrán lecciones interesantes que asumir con miras a ir sacando ventaja en la carrera, teniendo como meta vencer en las próximas justas electorales que se avecinan.
Llama la atención que todo el aparato gubernamental y partidario oficialista puesto en la arena política de CDE, no logró movilizar a buena parte del electorado colorado a favor del ex gobernador Roberto González Vaesken, atendiendo a la participación electoral por debajo del 50 por ciento del padrón, lo que fue determinante para la victoria de Daniel Pereira Mujica, el delfín de Miguel Prieto.
De allí que la estrepitosa caída del Partido Colorado debe llevar a un reconocimiento de que el cartismo, que actualmente controla la ANR, tiene que reformular su rumbo si quiere mantenerse en el poder de la República más allá de 2028.
Resulta notorio que la tendencia al unicato cartista, con la vigencia del hombre fuerte en la persona de Horacio Cartes, no está captando la sintonía del elector colorado, a quien no le convence, a primera vista, el ejercicio autoritario del poder y el copamiento de las instituciones, cuya consecuencia fue precisamente el caso de la orden de destituir al ex intendente esteño Prieto, contra quien ahora proseguirá casi con seguridad el proceso de judicializar la política, con tal de obstaculizar su posible candidatura presidencial.
Con esta actitud del cartismo, de impulsar las denuncias fiscales contra Prieto, lo único que se consiguió fue al final catapultar aún más su imagen política de luchador contra las arremetidas cartistas de amedrentar a los que no le son genuflexos, dando la razón a quienes siempre han vinculado los denuncias, sobre supuestos hechos de corrupción en la anterior administración comunal, a un montaje deliberado para poner freno a las indudables ambiciones políticas del joven líder esteño.
Como siempre ocurre cuando se exageran las posturas autoritarias, lo que logró HC fue pasar a convertirlo a Prieto en un virtual perseguido político, ahora fortalecido con suficiente expediente para ser el potencial candidato presidencial de una oposición que logró unir en la elección del domingo pasado.
Tal como lo reconoció el diputado colorado disidente Luis “Tiki” González Vaesken, la tremenda derrota debe servir para una renovación necesaria en el liderazgo colorado, comenzando por un mea culpa en donde se deje de lado la práctica prebendaria y se apueste por un ejercicio del poder donde antes que nada se ponga toda la prioridad del Gobierno en favor de las necesidades más acuciantes del pueblo, tanto en infraestructura física pero también social, especialmente en materia de salud y educación.
El diputado del Alto Paraná reconoció que el modelo político actual, de concentración del poder sin impacto en la adhesión popular, puede traer consecuencias nefastas para la ANR en función a captar de nuevo al electorado nacional, especialmente de cara a los comicios presidenciales de 2028.
El legislador apuntó directamente a la falencia interna del partido, señalando la falta de autocrítica y la persistencia de la práctica prebendaria en la dirigencia, con lo cual puso de manifiesto que gran parte de la responsabilidad de la derrota en CDE se debe atribuir a la falta de una auténtica vinculación y atracción mutua entre el plano directivo de la ANR, cooptado por el cartismo, y las bases.
Hay que recalcar igualmente que la renovación dirigencial apremia muy notoriamente en Ciudad del Este, donde HC deberá analizar con seriedad si conviene que algunos conocidos espantavotos den el paso al costado con la intención de volver a atraer a los votantes colorados para las siguientes pulseadas electorales.
Para la oposición, el triunfo en Ciudad del Este conlleva también la necesidad de sacar como conclusión la importancia de ir unidos a la elección nacional próxima, con el objetivo de llegar al Palacio de López, tal como ya lo adelantó que lo intentará Miguel Prieto, en la celebración de la victoria.
Pero la unidad opositora tiene que partir también de un programa de Gobierno que atienda los reclamos populares, con el fin de satisfacer las expectativas de las grandes mayorías nacionales, que luego se puedan plasmar en legislación y medidas ejecutivas apropiadas con amplio consenso social.




























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