Abrazos sólo empoderan a HC, pero unidad está lejos en ANR

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De nuevo aparecen juntos Hugo Velázquez y Horacio Cartes, esta vez en Villarrica. Escuchan a Rodolfo Friedmann en un acto por la campaña municipal.

Escribe: Luis Alen.

 

Los últimos abrazos republicanos exaltan sólo el poder de HC, pero no promueven la “concordia” colorada con miras a las elecciones municipales, como lo muestra la división existente en Ciudad del Este. Esta situación presagia que el cartismo deberá prepararse para los ataques que recibirá en la interna presidencial que se avecina.

 

La seguidilla de abrazos de unidad republicana en el quincho de Horacio Cartes, en Mburuvicha roga o en el anunciado terreno neutral de Coronel Oviedo el sábado próximo con Marito Abdo, suenan a meras poses fotográficas a un mes de las municipales, porque después del 10 de octubre, cuando la ANR inicie el proceso de las generales de 2023, surgirá una interna feroz que ya se preanuncia ahora, a la vista de la pelea por negocios vinculados al poder.

El primero en soportar en persona que los abrazos con HC sólo conducen a llevar agua al molino cartista es Hugo Velázquez, a quien tanta efusividad con el Patrón en plena pandemia, y encima sin mascarillas, le está empezando a afectar en su imagen misma de vicepresidente o como segundo en el liderazgo de Añetete, tal como se vio nuevamente en el acto realizado este miércoles 1 de setiembre en Villarrica, donde Cartes fue de nuevo el protagonista, justo al lado del vicepresidente.

Tal como se preveía en los análisis políticos de las últimas semanas, la “concordia colorada” sólo conduce a “exportar” una imagen favorable de Horacio, asediado como está por la fiscalización norteamericana a la “lavandería” made in Paraguay, y, por si esto fuera poco, por la urgencia de demostrar a los poderes fácticos locales que pretende conservar su rol como el supremo árbitro de la política criolla, a pesar de posibles cuestionamientos desde Estados Unidos.

 

Sumisión de Añetete

Frente a Velázquez se reeditó el abrazo Friedmann-HC, con pedidos de por medio a baja voz de “Rolfi” a Horacio, lo que denota ya el máximo grado de sumisión de Añetete a los dictados cartistas, con el pretexto de la “unidad” para las municipales.

Pero esta “unidad” no está para nada en el léxico de la senadora Lilian Samaniego, para quien Añetete tendría que preocuparse más por la imagen que está dando Velázquez, quien descuida sus funciones en el gobierno como vicepresidente de la República para dedicarse a hacer campaña electoral directa. Pero más aún le debe preocupar a Hugo que la aceptación de su precandidatura a la presidencia no depende precisamente del apoyo de Marito, sino de la incertidumbre generada por su dupla en la chapa.

Mucho ya se especuló respecto de quién sería el acompañante de Velázquez para la vicepresidencia, y hasta incluso se mencionó al senador liberal José “Pakova” Ledesma, en un intento por consolidar la actual “alianza” abdo-izquierdista en el Senado. Sin embargo, las bases coloradas no lo aceptarán tan fácilmente, habiendo tantos correligionarios aptos para el cargo, y esto a pesar que una fórmula azulgrana sería en principio invencible.

Posiblemente, lo que el candidato oficialista quiere significar con una alianza electoral con sectores no colorados es que su misma figura debe reconvertirse. Por un lado, tiene que marcar distancia de la forma de hacer gobierno de Marito, ausente y casi en piloto automático, para enfrentar los grandes desafíos que presionarán al próximo gobierno. 

Hugo debe luchar también contra su propio pasado, para desvincularse definitivamente de denuncias que pesan sobre él desde la época en que era fiscal general adjunto en Ciudad del Este, y su papel en la forma en que se montaron los esquemas de lavado de dinero 20 años atrás, como el que acaba de sacar de nuevo a luz el Gobierno norteamericano con el caso Hijazi y de los comerciantes de CDE, sancionados con la pérdida de la visa y de sus cuentas o bienes existentes en USA.

 

¿Pacto de no agresión?

Tanto HC como Velázquez se cuidaron hasta ahora de no escarbar en los negocios, pasados y presentes, de cada uno, en una suerte de pacto de no agresión, especialmente de cara a la auditoría del Gafilat y las medidas norteamericanas contra los lavadores de CDE. 

La pregunta es si tanta amabilidad política persistirá después del 10 de octubre, ya que la sociedad quiere respuestas creíbles ante los graves problemas que la aquejan, en vista que muchos de ellos son producto de la corrupción y la impunidad existentes en el ámbito estatal, agravados por la debilidad judicial.

Se ha demostrado hasta el cansancio que, por ejemplo, el contrabando de cigarrillos es un cliente fiel de la lavandería de dinero made in Paraguay, y en el cual tiene mucho que explicar el Patrón, dueño de la mayor tabacalera del país. Por su parte, Velázquez salió al paso de las acusaciones contra su accionar en la fiscalía de CDE, en la década del 2000, afirmando que los jueces fueron los que fallaron al ser muy complacientes con el clan Hijazi, lo que lleva a pensar que deliberadamente tanto Horacio como Hugo se esmeraron en mostrar una cara amable para el otro, a propósito de la presencia en el terreno de los veedores del Gafilat.

No sucede lo mismo con otras acusaciones entre dirigentes, como la “bomba” de Óscar “Cachito” Salomón, titular del Senado, contra su colega senador Juan Carlos “Calé” Galaverna, de que éste recibía una asignación mensual de Horacio Cartes, de 100 mil dólares durante 42 meses, durante la presidencia de éste. La acusación, que ya se había rumoreado años atrás, se reiteró ahora en el contexto de la pelea por el negocio de los juegos de azar, conociéndose que existe un abierto enfrentamiento entre dos grupos empresariales ligados al poder nacido después de la caída de la dictadura stronista: el grupo Saba y el grupo Wasmosy.

De cualquier forma, lo grave del caso resulta la evidencia de que la acusación de esa magnitud contra “Calé” no mueve un pelo de los fiscales, quienes deberían actuar de oficio, investigando con seriedad la denuncia, porque involucra varios delitos, desde lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y hasta tráfico de influencias. Ante la inacción de la fiscalía, se confirma así que la base de la corrupción y la impunidad se halla en la cima del poder de la República, amparado por un silencio cómplice de los organismos jurisdiccionales encargados de hacer cumplir la ley.

Es de esperar, por lo tanto, que el anuncio del vicepresidente Velázquez acerca del inicio real de su campaña presidencial después del 10 de octubre, involucre también de una buena vez las denuncias y la inacción fiscal contra la saga de impunidad protegidos por los abrazos de unidad con HC. El problema es que también Marito Abdo le debe aún mucho al Patrón en cuanto a mantener impunes algunos negociados de la era pandémica, con lo cual se declara una especie de “columna del medio”, utilizando el vocabulario de los juegos de azar de la lotería deportiva.

 

Salvar los negocios

Con los sucesivos abrazos cicatrizantes de la ANR en apariencia se protegen los oscuros negocios de todos, comenzando por los del Patrón, como se demostró con las acusaciones sobre lavado de dinero, contrabando y financiamiento al crimen organizado, con miradas fiscales hacia otro lado. 

Pero no todo está a resguardo de fiscalizaciones para los exponentes de la mafia política, a juzgar por las peleas dentro del poder mismo, como en el caso de los juegos de azar, los negociados pandémicos con remedios, vacunas e insumos médicos, o el siempre latente fantasma de la inseguridad en la propiedad de la tierra, a la espera de una definición sobre un castigo penal mayor a los ocupantes, muchos de estos instigados por líderes políticos de izquierda.

De allí que lo más probable es que la campaña electoral se caliente en la ANR con ollas que se destapen sobre los negocios que son fuente de la corrupción y la impunidad endémicas. 

El mayor riesgo para la ANR es que se identifique en exceso con HC, tras los últimos abrazos, por lo que Hugo Velázquez tendrá que animarse a atacar los lados débiles cartistas representados por sus negocios grises o negros. De otro modo, no aprovecharía una inmejorable ocasión para ganarse el apoyo mayoritario colorado y no colorado en las internas y en las generales.

En cuanto a la oposición, podría resultarle fatal no poner el acento en las facetas atacables de una ANR muy identificada con los negocios del Patrón. Por ello, la atención ya se concentra en la interna del PLRA, que se espera sea muy reñida como nunca antes, tras conocerse las posturas que van apareciendo, como ya la conocida de Efraín Alegre contra la Patria mafiosa. 

La novedad resaltante viene por cuenta del empresario farmacéutico Norman Harrison, quien se prepara para enfrentar al efrainismo con bastantes recursos económicos, pero sin la decisión de batirse contra el verdadero adversario que tiene atrapado a la ANR, como es el abrazo cicatrizador de la corrupción y la impunidad.

Harrison y otros candidatos liberales en las municipales como Eduardo Nakayama en la capital, evitan atacar directamente a Horacio Cartes, con un mensaje más conciliador que el de Alegre, como queriendo marcar distancia con éste y mantener cierta afinidad con el liderazgo procartista de Blas Llano en el PLRA. 

Aparte de ser seguramente una estrategia electoral para atraer eventualmente votos colorados, lo que no queda claro es si una vez en el poder, los liberales se cuidarán de no heredar de los colorados las transadas con el lavado de dinero, el crimen organizado y el contrabando.

Por ahora, un ejemplo opositor de rotunda crítica al manejo prebendario de la política municipal asuncena, ha sido el pedido de informes sobre los fondos de la emergencia sanitaria, que ha realizado la candidata a intendenta de un sector de la izquierda en Asunción, Johanna Ortega, y que involucra el destino de los millonarios recursos usados por el colorado cartista Óscar “Nenecho” Rodríguez, durante su gestión en la comuna coincidente con la terrible crisis sanitaria.

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