Cartismo se consolida, pero vuelve disidencia con Marito

574
El expresidente Mario Abdo Benítez en su vuelta a la política activa, habla en la concentración de los disidentes colorados realizada el miércoles 14 de agosto en San Bernardino, junto al exvicepresidente Hugo Velázquez.

Escribe: Luis Alen.

En el primer aniversario del gobierno de Santiago Peña, saltan las contradicciones del cartismo, pese a su consolidación en el poder, lo que motivó la vuelta al ruedo político al frente de la disidencia colorada de Marito Abdo, para quien el presidente de la República debe tomar las decisiones en su calidad de Jefe de Estado amparado por la Constitución, tal como también le pidió Estados Unidos.

El “unicato” cartista se va consolidando al transcurrir el primer año de gobierno de Santi Peña, pero con el peligro de un retroceso real de la democracia en el país, como resultado de la inquietante tendencia de hacer que los destinos nacionales dependan de un hombre fuerte y de su poder fáctico en la sombra, ya que no es el jefe de Estado el que gobierna sino Horacio Cartes, el titular de la ANR, en directa contradicción con la Constitución.

La consolidación del poder fáctico de HC no se debió solamente a su generosa billetera para cooptar voluntades políticas, tanto en el Partido Colorado o en la oposición, sino también por la notable apatía de las fuerzas vivas del país y de la sociedad civil, que se dejaron amedrentar por la aparente imbatibilidad del cartismo en el Congreso o por el fatalismo de aceptar su hegemonía como el mal menor que evita la desestabilización social, que podría producirse en el caso de un gobierno de izquierda contrario a los postulados de derecha que campean en estos momentos en el gobierno, con el beneplácito especialmente del empresariado.

Desde el momento que Santiago Peña tomó posesión del Gobierno, ya se sabía que quien gobernaría sería realmente Horacio Cartes, aunque con cierta “autonomía” del presidente en el manejo técnico de la administración, sin injerencias excesivas de quienes se creen con derecho a influir en las decisiones de gobierno por el solo hecho de ser fieles habitués del quincho del poder de la calle España.

Pero llegó un momento en que Peña debió privilegiar el país desplazando los intereses de Cartes a segundo plano, pero no lo hizo, con el resultado a la vista de las posiciones asumidas de nuevo por Estados Unidos en contra de HC, y por la vuelta al ruedo político de Marito Abdo, a la cabeza de la disidencia colorada.

La actitud de no tomar la iniciativa en pro de la nación y del éxito de su gobierno, le ha llevado a Peña a tener que soportar el emotivo adiós de su jefa de gabinete, Lea Giménez, quien sollozando se despidió evidentemente frustrada en su papel de tecnócrata de primer nivel, al no poder aguantar las presiones de la tropa política cartista, ávida de saborear los suculentos manjares de la mesa servida para comensales que sólo miran a sus bolsillos y no los planes u objetivos trazados desde la planificación de la tecnocracia.

Tabesa en primer lugar

El más triste y último papel cumpliendo la orden del patrón, fue el que protagonizó Lea Giménez al aparecer junto al canciller nacional Rubén Ramírez Lezcano pidiendo “diplomáticamente” la rápida salida del embajador norteamericano Marc Ostfield, quien ya se halla en los últimos meses de su misión en el Paraguay.

Fue el golpe de gracia para Lea, ya que no se justificaba bajo ningún motivo el incidente de una declaración sui generis de “persona non grata” del representante de Estados Unidos ante el gobierno cartista, sabiendo que se hacía no por una cuestión de alta política de Estado, sino en defensa de los intereses de Horacio Cartes y de su principal negocio, como es el tabacalero de Tabesa.

Lo mismo ocurre con la prioridad dada a la venganza cartista contra Marito y quienes habían alentado en el pasado gobierno abdista las investigaciones por lavado de dinero y otros posibles delitos, como probables fuentes de información para que Estados Unidos ponga en su mira a Cartes y en su emblemática empresa tabacalera, que es la fuente de su riqueza y poder desde hace por los menos 30 años.

En realidad, las agencias norteamericanas le vienen investigando a HC también desde hace más de dos décadas, mientras que los anteriores gobiernos del país hicieron siempre la vista gorda del gran tráfico fronterizo de tabaco, incluido el de Marito, por lo que a éste tampoco Horacio le puede achacar mucho sobre las supuestas “filtraciones” hacia los norteamericanos, que ahora tanto le preocupan y le quitan el sueño para ir contra Abdo y sus colaboradores en la lucha llevada a cabo contra el lavado o el crimen organizado durante la pasada gestión gubernativa abdista.

La vuelta de Mario Abdo al ruedo político era ya de esperar desde el momento en que la Fiscalía se puso a investigar la supuesta utilización de los informes sobre lavado en contra de HC, durante el gobierno anterior, y que permitieron evitar ser aplazados en el examen de Gafilat, el ente latinoamericano antilavado.

Pero el gobierno de Santi Peña cayó en una gran contradicción al permitir que el patrón HC instale como prioridad de la administración cartista el castigo a quienes osaron poner en evidencia el negocio que sustenta el poder fáctico político de Cartes.

Todo esto ocurría en coincidencia con la gran noticia del “grado de inversión” logrado por el país en la bolsa de Nueva York, originando a su vez como respuesta la nueva advertencia de Estados Unidos de que continuará castigando a Cartes y a todo aquél que lo apoye en consolidar su poder fáctico, como es el caso de Tabesa, que públicamente reconoció que le está pagando a Cartes por sus acciones vendidas a la empresa después de las sanciones recibidas desde Washington.

Es que el mantenimiento de la calificación de “grado de inversión” pasa naturalmente por el combate continuado contra la corrupción, así como por la vigencia de la transparencia en los actos de gobierno, junto a una administración independiente de justicia que posibilite llevar a la cárcel a los corruptos.

Resulta por ello un retroceso de Peña en su afán de mostrar un Paraguay que no depende tanto de la corrupción, de los tráficos y del lavado, e ir así a una economía vigorosa con la excelente noticia del “grado de inversión”, tras la reafirmación de la prioridad dada por el patrón HC al enfrentamiento con Estados Unidos en favor de su empresa estrella, lo que también le habría llevado a la renuncia a la jefa de gabinete Lea Giménez, y a la vuelta a la arena política de Mario Abdo, liderando la disidencia colorada.

En cierto modo, las contradicciones del cartismo, aferrado al poder omnímodo del “unicato”, le están obligando al presidente Peña en decidirse a pensar seriamente en un cambio de su forma de gobernar para el bien del país, y salvar así su prestigio como tecnócrata, o mantenerse en el triste papel de ser un mero pasapapeles de HC.

Facebook Comentarios

Compartir