Derrotas del cartismo marcan proceso político hacia el 2023

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Horacio Cartes ve mermada su influencia en el Congreso y en la Justicia Electoral, pero aún no ocurre lo mismo en la Fiscalía y en la Justicia.

Escribe: Luis Alen.

 

Las sucesivas derrotas que viene sufriendo el cartismo tanto en el Congreso como en la Justicia Electoral están marcando en forma decisiva no sólo la temática del actual proceso electoral, sino que podrían influir sobre el acontecer político en su conjunto que regirá en el país a partir de 2023 y en los siguientes años. Mientras está en juego el poder fáctico de HC, al mismo tiempo se va armando un contrapoder  que emerge nítidamente desde la ya autorizada Concertación Nacional opositora.

 

La interna de la Concertación tendrá el 18 de diciembre prácticamente el mismo nivel de atracción de la interna colorada, que se desarrollará también en la misma fecha, como un acontecimiento sin precedentes en la historia política nacional con el atractivo especial de que toda la ciudadanía inscripta en la registro cívico permanente podrá participar en las primarias opositoras, especialmente para la elección de los candidatos que pugnarán con la chapa de la ANR por la presidencia y vicepresidencia de la República el siguiente 30 de abril de 2023.

No es un hecho menor que casi todo el arco opositor se haya puesto de acuerdo para encarar “la madre de todas las batallas” en el que se disputará tanto el poder legal como el poder fáctico real, que en un principio parecía sólo estar circunscripto a la interna republicana entre Santi Peña-Pedro Alliana, los delfines de Horacio Cartes, y Hugo Velázquez-Juan Manuel Brunetti, como la alternativa propuesta por el oficialismo abdovelazquista.

La oposición enarbola la bandera de la “necesaria alternancia” en el poder, como discurso preferido ante el electorado para tratar de tumbar al Partido Colorado, pero esta narrativa esconde, sin embargo, una realidad mucho más apremiante, como es la obligación de adoptar un programa de gobierno de progreso económico e inclusión social, como la alternativa válida que acompañe la imperiosa obligación de evitar que el país caiga en manos de la mafia, del crimen organizado o de los propietarios de la gran lavandería de dinero sucio.

Más allá de la necesidad de construir un difícil consenso entre fuerzas diametralmente opuestas en ideología política y posiciones sociales, en la Concertación se ve clara la película de que existe un enemigo común a vencer para alcanzar metas ineludibles que traerán un desarrollo armónico y sustentable en el largo plazo que trasciende el solo período presidencial de cinco años.

Y ese obstáculo a derrotar aparece entre los ejes programáticos básicos de la Concertación, surgiendo la obligación de luchar contra la corrupción y la impunidad, incentivadas por la falta de una Justicia independiente.

Pero para alcanzar este objetivo, la Concertación tendrá que buscar no sólo llegar al Palacio de López sino también a conformar mayoría en el Parlamento, para de esa forma apoyar al Ejecutivo en un programa económico y social de gobierno que será finalmente el que convenza al electorado.

Porque la irrupción de un voto mayoritariamente joven será el que finalmente tenga la última palabra no sólo en la interna de diciembre sino también en la general de abril.

 

Vencer a la narcopolítica

El mayor control que se avizora de ahora en más sobre los negocios del Patrón HC, como en el caso de las tabacaleras y los clubes de fútbol, tiene el objetivo bien definido de poner un riguroso cerco en torno al mecanismo de lavado de dinero, que está detrás del gran auge que ha tenido en el país el corredor de narcotráfico en que se ha transformado en los últimos años el territorio nacional, facilitado enormemente por el visible fortalecimiento de la narcopolítica.

Pero hasta el momento, la mayor vigilancia sobre los negocios de Horacio no se traduce en simultáneo en movidas relevantes a nivel de la fiscalía, la Justicia o en la misma administración tributaria de Marito Abdo, que traten de desmantelar el mecanismo de la “gran lavandería”. Es que falta la definición sobre el dominio del poder fáctico-legal, que sólo se dará en la interna de diciembre en la ANR y en la general entre la ANR y la Concertación en abril del año próximo.

El uso del padrón nacional en la interna de la Concertación le dará una gran posibilidad a la ciudadanía para expresarse en las urnas por el futuro del país libre de la mafia, pero también permitirá que el programa de gobierno a ser puesto en práctica en el próximo período presidencial sea el que finalmente gane, incluso por encima de una atractiva dupla que sea la preferida del electorado.

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