Frenar a HC ya es consigna de los candidatos para 2023

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Lanzamiento de la candidatura presidencial del gobernador liberal de Cordillera, Hugo Fleitas, el pasado fin de semana, y quien asumió también una postura anti HC.

Escribe: Luis Alen.

 

Las candidaturas a la presidencia de la República con miras a la contienda electoral de 2023 van adquiriendo, como se esperaba, el cariz “anti HC”. Aunque en apariencia contenga una dosis de marketing político, la consigna guarda relación estrecha con el futuro de la República, porque ya nadie tiene la menor duda que la sociedad paraguaya deberá elegir entre democracia y autoritarismo, y que de salir airoso éste último continuará la hegemonía por mucho tiempo más del actual “hombre fuerte” Horacio Cartes.

 

Imposibilitado Cartes de proseguir el operativo cicatrizante de la “concordia colorada”, tras las clamorosas derrotas que sufrió la ANR a manos del voto crítico opositor en los comicios municipales en distritos emblemáticos como Ciudad del Este y Encarnación, la propuesta de Honor Colorado apunta ahora a convertirse en una suerte de alternativa válida para atraer no sólo al voto duro colorado sino al segmento de los electores independientes o críticos a la gestión del actual Ejecutivo a cargo de Marito Abdo.

En esta perspectiva se inscribe, por ejemplo, el golpe mediático que significó la foto entre Horacio y el conocido jugador de fútbol Roque Santa Cruz, quien apareció en la misma instantánea en el Quincho del poder nada menos que abrazándose también con la anunciada dupla presidencial Santi Peña-Pedro Alliana, en lo que podría interpretarse como la presentación en sociedad de la chapa cartista.

Sin embargo, pocos días después el mismo HC no pudo con su genio y dijo que “Santi, hasta que yo ordene otra cosa, es el candidato a presidente de la República”, por lo que se llegó a especular en la prensa que todo dependía finalmente del grado de aceptación que tuviera Peña en la masa colorada con el correr de los meses, a la vista del poco entusiasmo que infunde en las bases y más aún frente al candidato de Añetete, Hugo Velázquez, quien posee la estructura gubernamental y una fuerte presencia a nivel de las seccionales en todo el país.

Pero en el cartismo nunca importó si gustan o no Peña y Alliana, porque lo importante es que aparezcan precisamente como lo que son, meros “secretarios” del poder real personificado en HC. Por ello es que para el electorado opositor al cartismo tanto dentro de la ANR como fuera ella, si bien es cierto resulta válida la consigna “anti HC”, debe ser mucho más importante en última instancia una plataforma “democrática”, que implique no sólo superar en las urnas al cartismo tanto en la interna colorada o eventualmente en las generales, sino un cambio en el sistema político que impulse la reducción de la pobreza y la criminalidad, con la creación de condiciones de un acelerado desarrollo económico, para lo cual será fundamental la independencia de la Fiscalía y el Poder Judicial, actualmente en manos del poder fáctico cartista, además de poner punto final al entreguismo antipatriótico en las binacionales Itaipú y Yacyretá.

 

Miopía opositora

A Cartes no le saca el sueño evidentemente que Velázquez le gane en la interna a Peña, o peor aún, que aparezca en el horizonte una pulseada con Marito por la presidencia de la ANR, porque sabe que tarde o temprano acudirán de nuevo a él desde Añetete para superar a la oposición en las generales, pidiendo un auxilio económico y alguna “manito” de HC para conseguir impunidad judicial o para evitar molestos movimientos de fiscales del Ministerio Público o de auditores de la Contraloría General.

Hasta el momento, la división opositora es irónicamente la mejor arma con que cuenta HC. Es que la miopía de los opositores es tal que no perciben en forma increíble que la victoria en 2023 está servida en bandeja con una chapa única encabezada por personas atrayentes para el electorado mayoritariamente independiente, además de pactar un programa de consenso de salvación nacional democrática e inclusión social.

Una amplia alianza opositora entre el PLRA, los demás partidos de derecha o de izquierda en unión con movimientos sociales, incluidos colorados disidentes, será imbatible en las elecciones generales, como se vio por ejemplo en CDE y Encarnación en las últimas compulsas municipales. Lo que sí debe ser acordado es un programa mínimo de consenso, además de una conducta posterior innegociable en la gestión de gobierno, como es la lucha sin cuartel contra la corrupción y la impunidad, la criminalidad organizada y la narcopolítica, el contrabando, la evasión de impuestos y el lavado de dinero.

La injerencia cartista y colorada en la interna del PLRA es la demostración palmaria de la alevosa manipulación con el fin de poner trabas a una gran alianza opositora, que requiere de la unidad de los liderazgos liberales actualmente irreconciliables.

Una luz al final del túnel es el lanzamiento de la candidatura del gobernador de Cordillera, Hugo Fleitas, que pretende retomar la misión que se había fijado Norman Harrison de concretar la misión imposible de reunir bajo el mismo estandarte de la unidad opositora a Efraín Alegre y Blas Llano. Pero habría que ver si Fleitas puede atenuar el forcejeo entre las cabezas visibles del PLRA, y salir adelante finalmente con el logro de la unidad, que por ahora resulta una quimera mientras el principal partido de oposición es usado como una “sucursal” de la pelea colorada, con un sector llanista que no disimula sus afectos cartistas.

Por lo menos Hugo Fleitas plantó cara al afirmar que buscará la unidad opositora para neutralizar el poder de HC, a diferencia de Harrison que no se animó a fijar esta posición tal vez con el ánimo de no ofender al llanismo.

La posible ida a la Corte Suprema del senador Víctor Ríos muestra claramente que el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) sólo es utilizado para el equilibrio del poder colorado en la Justicia, y no para el objetivo de un sistema judicial realmente independiente tanto del poder fáctico cartista como de las presiones del Ejecutivo colorado ejercido por el abdo-velazquismo.

Es cierto que la elección de Ríos tiene su razón de ser en la componenda senatorial para restar fuerza a HC, pero también obedece a la intención de conservar, más allá de 2023, el poder fáctico real si no en manos cartistas, siempre a las órdenes de una ANR comprometida con manejos poco claros del dinero público y de los negocios privados “grises o negros”.

El Colegio de Abogados condenó la inminente designación del senador Ríos por sus propios colegas y el visto bueno del Ejecutivo, calificándola como una grosera intromisión del Legislativo en el Poder Judicial, consolidando así la politización de la Justicia. Pero, al revés, si la intención es combatir la también nefasta judicialización de la política, en los próximos meses se verá si el nombramiento del legislador en el máximo tribunal en cuál de estas vertientes se enmarca, o si será definitivamente un factor que rompa con la influencia de la narcopolítica y del crimen organizado sobre las instituciones judiciales.

Aparte de un eventual protagonismo opositor en la Justicia con Ríos, lo que la oposición debe buscar unida en 2023 es la composición de un Gobierno para derrotar el modelo de país anclado en el atraso provocado por la economía “negra” y el reinado del crimen organizado, cuyas señales ya se están notando nítidamente con el aumento de la inseguridad y los cada vez mayores indicios de que el Paraguay resulta territorio liberado para el tránsito de cocaína hacia Europa, transportados en “containers” valuados en centenares de millones de dólares con la vista gorda de la Aduana, o para los masivos envíos de marihuana a los países vecinos con la complicidad de la Policía bajo el control de bandas criminales capaces de imponer por la fuerza hasta gobiernos a su servicio.

 

Una negociación vital

Se acerca cada vez más la crucial negociación con el Brasil por el Anexo C del Tratado de Itaipú, pero ya antes los vecinos plantean la reducción de la tarifa de la energía eléctrica proveída por la usina binacional, lo que también resulta interesante para el Paraguay, siempre que la electricidad se utilice para industrializar el país y se cuente con la plena disponibilidad de nuestro excedente, para impedir que el Brasil lo lleve a precio regalado.

Las tratativas con los brasileños pueden ser condicionadas por el hecho consumado, ya sea por una reducción de la tarifa antes de finalizar el año 2021 o por alguna pequeña concesión de los socios en el mantenimiento de los oscuros “gastos sociales”, pero el Gobierno de Marito Abdo no debe dar su “ok” a la disminución tarifaria hasta tener la seguridad del Brasil acerca de la aceptación de aplicar el precio de mercado libre a la exportación paraguaya de electricidad.

Brasil juega también su partido aparte en la política paraguaya, tratando de influir a través de posturas sumisas a sus posiciones de parte de los liderazgos políticos, tanto en la ANR como en la oposición. Una especial complacencia con las posturas brasileñas en Itaipú puede provenir, por ejemplo, de un Horacio Cartes actualmente presionado por la Justicia del vecino país en el caso Lava Jato y la operación “Patrón”, por lo que este hecho se suma como un factor, quizás el principal, a tener presente a la hora de buscar opacar la hegemonía actual de HC en la ANR y en otras instancias claves del poder.

Otro elemento a tener en cuenta es la mayor o menor fluidez del tráfico de cigarrillos hacia el Brasil, pertenecientes en gran medida a la tabacalera de Cartes, como un tema que podría influir, llegado el caso, en las negociaciones con el Brasil por el precio de la energía de Itaipú. Existe el peligro que a cambio de una menor restricción al contrabando de tabaco, del cual poco o nada recibe retribución el pueblo paraguayo a través de impuestos ínfimos, se podrían dejar de recibir centenares de millones de dólares en ingresos por la energía que serán cruciales para aumentar las inversiones en salud, educación e infraestructura básica para el desarrollo.

La presencia en la Unión Industrial del gerente de la tabacalera de HC, José Ortiz, para tratar la adopción de las medidas anticontrabando, no pasó desapercibida, por cuanto se suele presentar el caso del gran movimiento de tabaco hacia el Brasil como una muestra que el problema del comercio ilegal es de ida y vuelta. 

Lo insinuó el presidente Abdo cuando los empresarios se le fueron a la carga por la falta de controles y sanciones a los contrabandistas de “importación” de toda clase de artículos provenientes de Brasil y Argentina, poniendo en jaque los empleos legales en las empresas asociadas a la UIP. 

Marito afirmó que también existe la realidad del “contrabando de salida”, es decir el tráfico del submundo criminal que maneja los canales de “exportación” de drogas, armas, trata de personas y, faltaba más, tabaco, en una operativa que incluye, por supuesto, el negocio de vuelta para financiar el “contrabando de entrada”, estabilizando así el mercado cambiario de la moneda nacional, el guaraní.

Si a los dirigentes opositores les resulta más rentable seguir transando con los colorados, hay que olvidarse de una coalición opositora con capacidad de vencer a la ANR en 2023. Pero si el liderazgo opositor se pone las pilas y se anima a formar un Gobierno de salvación nacional, priorizando la “rentabilidad país” y no los bolsillos de los políticos, se puede esperar un auténtico desarrollo nacional con la condición de superar la politiquería prebendaria que siempre fue el motivo del atraso paraguayo.

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