Independientes surgen como fuerte contrapeso al cartismo

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Miguel Prieto arrasó con el cartismo en Ciudad del Este, después de una campaña que culminó con la manifestación con el lema de “CDE no es de HC”.

Escribe: Luis Alen.

 

La oposición comienza a perfilar una faceta diferente a la de los partidos tradicionales y de la actual clase política, que va tomando cada vez más fuerza a partir de los categóricos triunfos de los movimientos independientes distritales sobre la ANR en las principales ciudades del Alto Paraná, con lo que adquieren también un nuevo papel protagónico al asumir el rol de potencial fuerte contrapeso al poder fáctico cartista a nivel país.

 

Las elecciones municipales de 2021 mostraron una radiografía de la política paraguaya que puede ser útil con el fin de concretar el cambio a nivel país en las generales de 2023, resaltando la necesidad de encarar un proceso en la sociedad civil para afianzar la lucha contra la corrupción y la impunidad reinantes en la República, apadrinadas por los principales partidos políticos que por lo visto ya no representan los genuinos intereses ciudadanos, según se pudo apreciar con los resultados de los comicios en las principales urbes cabeceras departamentales.

El golpe dado a la ANR fue demoledor en el Alto Paraná, específicamente en Ciudad del Este y ciudades circunvecinas, con una mayoría ciudadana apoyando movimientos independientes que muestran la importancia de plataformas que proponen una nueva forma de hacer política, dando mayor protagonismo a la gente sin la mediación de las viejas estructuras oxidadas de seccionales y comités de los partidos tradicionales.

Pero el principal perdedor ha sido el cartismo, cuyos candidatos cayeron estrepitosamente derrotados por la marea independiente y ciudadana, como ocurrió con la reelección de Miguel Prieto en CDE, la consagración de Nelson Cano en Hernandarias, donde se asienta la tabacalera de HC, y la victoria de Diego Ríos en Minga Guazú, además de la reelección de Roque Godoy al frente de la comuna de Presidente Franco.

El triunfo del candidato cartista en Asunción, Óscar “Nenecho” Rodríguez, así como la conquista colorada de otros 160 municipios en el interior (más del 60 por ciento del total de comunas) no pudo ocultar, sin embargo, el malestar de la dirigencia colorada ante la debacle en el segundo conglomerado urbano del país (toda el área metropolitana de CDE), como en otras capitales de departamentos importantes, como el caso de Encarnación (Itapúa), Villarrica (Guairá) y Caacupé (Cordillera).

Es cierto que Asunción resulta el trofeo mayor, donde se supone se sitúa el mayor núcleo de electores potencialmente críticos. De hecho, en la capital la oposición en su conjunto superó en cantidad de votos a la ANR, lo que está indicando que la dirigencia opositora no pudo, o no quiso, apearse de posturas mezquinas para alcanzar consensos con los que derrotar a la fórmula cartista y comenzar así la construcción de una muralla firme para contener el propósito de HC de apoderarse de las instituciones de la República.

El mismo candidato liberal a la intendencia asuncena, Eduardo Nakayama, reconoció que le causó sorpresa haber alcanzado el 42 por ciento de votos, frente al 47 por ciento de “Nenecho” Rodríguez, después que algunas encuestas posiblemente amañadas por el oficialismo colorado, le dieran sólo en los días previos apenas un 27 por ciento de las preferencias de los electores asuncenos, en un calco de lo que le había pasado igualmente a la alianza opositora en 2018, cuando Efraín Alegre fue superado por  Marito Abdo con apenas 3 puntos, después que en las encuestas “a medida” se había informado una diferencia aparentemente inalcanzable de 10 a 12 puntos en los últimos días de campaña.

 

El voto cruzado

Incluso con el desbloqueo de las listas y la primera vez del sufragio preferencial, se debe resaltar que el voto cruzado de los electores adquirió ribetes muy relevantes en los pasados comicios, lo que debe resultar un llamado de atención a los dirigentes políticos en general. Tanto la ANR como el PLRA vieron cómo sus electores ejercieron el voto cruzado para intendente y miembros de la junta municipal, en lo que aparece la primera señal de un voto más consciente y alejado de la consigna cavernaria del “de punta a punta lo mitá”, con el que incluso en algunos lugares de votación se quiso influir ilegalmente sobre los votantes, con la supuesta intención de enseñar al elector cómo usar la máquina electrónica.

En el caso emblemático de la capital, pudo verificarse que el “eterno” concejal liberal Augusto Wagner, mantuvo la preferencia encabezando la Lista 2 que recibió 40 mil votos, muy inferiores a los 108 mil votos de Nakayama, quien se benefició con muchos sufragios extrapartidarios por fuera del PLRA, que hasta podrían ser votos colorados eventualmente, aunque los restantes 80 mil votos opositores se dispersaron en una decena de listas que parecen hechas sólo con la intención de copar la junta municipal por parte del coloradismo cartista, lo que en efecto sucedió en Asunción con la mayoría propia colorada de 14 escaños, de 24 en total.

A nivel país, más allá de otros incidentes casi anecdóticos que poco llamaron la atención en la jornada electoral, la contienda cívica se desarrolló con normalidad, mientras la participación estuvo en el nivel esperado de alrededor de 60 por ciento del padrón, con lo cual se puede decir que el proceso electoral sirvió también para legitimar a las nuevas autoridades. Pero lo esencial radica, sin embargo, en las pistas que se abren para ir avanzando en el proceso electoral que llevará a las elecciones generales por la presidencia de la República y las bancas del Congreso nacional.

En el Partido Colorado gobernante con su dirigencia dominada por la “cicatriz” abdo-cartista, la hegemonía de Horacio Cartes no parece amenazada de momento, a pesar que el vicepresidente Hugo Velázquez ya salió a reconocer que fue “catastrófica” la derrota en el departamento de Alto Paraná, atendiendo a que ha sido siempre un bastión colorado, lo que indicaría la migración masiva de votos colorados hacia chapas opositoras, dando la espalda a los candidatos cartistas.

Esta situación está indicando que ya no hay mucha seguridad de que el ganador de la interna colorada mantenga para sí los votos colorados, que pueden manifestar su insatisfacción con el candidato de la ANR optando por candidatos opositores, ya sea liberales o de movimientos independientes. Es un llamado de atención para HC, a cuyo candidato Santi Peña podría ocurrirle lo mismo en 2023.

Por el lado de la oposición, la falta de unidad le pasó factura en Asunción, evidentemente, de allí que para las generales se debe insistir en la necesidad de alcanzar un acuerdo programático mínimo, más allá de ideologías o posturas de derecha, izquierda o de centro, con el fin de asegurar conquistas esenciales para el conjunto de la sociedad, a partir de la alternancia democrática en el gobierno nacional y el logro simultáneo de la consolidación de la institucionalidad, la independencia judicial, la recuperación de la Fiscalía actualmente en manos cartistas, además de la urgente inclusión social de las masas desheredadas del campo y la ciudad.

Otro aspecto a tener en cuenta para un frente opositor en 2023 es la importancia de un liderazgo sólido en el principal partido de oposición como es el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), sumido más que nunca ahora en una crisis motivada por la disputa entre Efraín Alegre y Blas Llano, que le dejaron prácticamente solo a Nakayama, y quien apareció a última hora de la mano del empresario Norman Harrison, que se está preparando abiertamente para entrar en competición en la interna frente a Efraín y Blas.

La división opositora fue determinante para el triunfo colorado en Asunción y en otras localidades del interior, a la cual seguramente apelará de nuevo HC para practicar su método favorito de “divide y vencerás”, con tal de entronizar en la presidencia de la República a su delfín Santi Peña.

A Horacio le sobrevino también el aviso de que una buena estrategia electoral resulta por lo visto el ataque directo al Patrón, como lo realizó Miguel Prieto en Ciudad del Este, para vencer en la intendencia y tener mayoría en la junta municipal con su lista independiente. Hay que recordar que Prieto dijo que no se debe permitir que “la mafia nos siga gobernando”, tanto en el plano municipal como en el nacional.

Eduardo Nakayama, no obstante, en la capital optó por no atacar al padrino de “Nenecho”, a quien además le salpicaron a último momento los negociados pandémicos, documentados en los datos liberados a última hora por la Justicia gracias a la insistencia de la candidata de izquierda, Johanna Ortega. Por supuesto, tampoco la Fiscalía y la Contraloría, cooptadas por el cartismo, movieron un dedo para investigar las denuncias contra la corrupción galopante de la comuna asuncena, con tal de no restar votos al candidato de Cartes.

 

El voto castigo

El rechazo de los electores colorados a los candidatos impuestos por HC en Alto Paraná y en otros municipios del país está obligando que la “concordia” de la operación “Cicatriz” ya no sea utilizada para atraer al elector republicano en los próximos comicios, con lo cual habrá que ver qué actitud toman Añetete y el vicepresidente Hugo Velázquez, quien por las dudas ya se está desmarcando tanto de Marito Abdo como de algún otro “mariscal de la derrota” en las ciudades importantes donde perdió la ANR.

El voto castigo contra la ANR por las falencias del gobierno colorado durante la pandemia del Covid-19, no puede decirse que haya influido mucho sobre el resultado electoral en general, por tratarse más de una elección municipal donde imperan generalmente los clanes políticos familiares en la mayoría de las localidades, pero, de igual modo, la oposición reunió en conjunto casi 300 mil votos más que el Partido gubernamental en todo el país, resaltando los casos de los votos anticartistas en Ciudad del Este y sus ciudades vecinas, lo que lleva a concluir que esta elección sirvió para dar un toque de alerta a la dirigencia colorada de que la permanencia de la hegemonía cartista hasta 2023 le podría ser fatal para sus aspiraciones de seguir en el poder.

Mientras que la oposición debería estar vigilante de no ser un instrumento más del poder fáctico de HC, quien por su dinero puede lanzar cantos de sirena a algunos opositores con tal de dividir al máximo a los electores que quieren un cambio real en el gobierno de la República.

La cantidad exagerada de pequeños partidos supuestamente opositores estaría financiada precisamente para cumplir con el objetivo cartista de dividir a la oposición, lo que ya se vio por ejemplo en la atomización que conspiró para la composición de la junta municipal de la capital.

La lucha contra la corrupción en los municipios no fue una promesa muy tomada en serio por muchos candidatos a intendentes y concejales, pero la emergencia de movimientos vecinales e independientes que buscaron, y en algunos casos tomaron el poder comunal, con la intención de poner freno a este flagelo, puede ser el inicio de un proceso que lleve también a imponer a nivel nacional una política contraria al prebendarismo político clientelista, que es el caldo de cultivo para el robo a mansalva de los bienes públicos que ocurre tanto a nivel municipal como nacional.

 

Pandemia y corrupción

El último informe 2020 de Transparencia Internacional ubica al Paraguay en el puesto no tan halagador número 137, en un ránking de 180 naciones del mundo en donde los menos corruptos empiezan por el lugar 1, y sólo ubicado un poco por encima de Venezuela en Sudamérica. Con la pandemia notoriamente los gobiernos que más mal gestionaron la atención sanitaria a su pueblo pertenecen a los países más corruptos, según Transparencia Internacional.

De acuerdo a las evaluaciones y los análisis para obtener cuáles son los países más corruptos del mundo, y destacar, al mismo tiempo, los que tienen buen desempeño, se encuentra que entre los mejores están aquellos que invierten más en sanidad, tienen mayor capacidad de proporcionar cobertura sanitaria universal y son menos propensos a vulnerar las prácticas y normas democráticas. Pero entre los peores aparecen también cuestiones sociales y políticas.

La medición de Transparencia Internacional toma, sobre todo, cuán habitual es el soborno, la malversación y el nepotismo en la práctica política de los países, pero también si existen leyes contra la corrupción que realmente se aplican.

Para que pueda mejorar la calificación paraguaya en el ránking, un objetivo central de los movimientos políticos independientes y comprometidos con el cambio, debe ser potenciar a los estamentos de la sociedad civil para que asuman un rol efectivo de contralor en las diferentes instancias del gobierno, local, regional y nacional, utilizando para ello los instrumentos tecnológicos de última generación que facilitan la implementación de los controles.

En la medida que la ciudadanía organizada impulse que la sociedad sea cada día más democrática, abierta y transparente, habrá capacidad para actuar contra la corrupción, velando también de no socavar la libertad de expresión, que es un derecho humano fundamental en la lucha anticorrupción.

La sociedad civil comprometida con el cambio deberá exigir una auditoría de los fondos de emergencia y las contrataciones estatales durante la pandemia, como forma de conocer en qué se usó el gran incremento de deuda que se tuvo entre 2020 y 2021, que condicionará la gestión del futuro gobierno que asumirá en 2023, y que también tendrá que buscar una mayor inclusión social, como forma de promover la distribución más equitativa de la riqueza económica y energética nacional.

El Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional delata el tremendo déficit que el Paraguay tiene aún en materia de institucionalidad y gestión con el propósito de hacer realidad el pleno estado de derecho con desarrollo humano.

Las elecciones fueron de alguna manera el fiel retrato de las trabas que la sociedad paraguaya posee todavía para poner en primer lugar una práctica política orientada a la satisfacción plena de las múltiples necesidades del sufrido pueblo paraguayo. Y el informe de Transparencia pone números y el por qué de esta situación, ya que la corrupción en el ámbito político es tal, que los mismos comicios sirvieron sólo en muchos casos para “blanquear” a administradores sospechados de ser vulgares ladrones de la cosa pública, interesados más que nada en vulnerar cualquier principio ético o norma legal con el fin de evitar la sanción ejemplar prevista en la ley para el grave delito de lesión de confianza en la gestión pública.

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