
Escribe: Luis Alen.
Mientras la ciudadanía atraviesa una de sus peores crisis de inseguridad con asaltos brutales a plena luz del día, en la cúpula del Gobierno tratan de implantar la “normalidad republicana”. Pero, llamativamente, Marito Abdo elude el abrazo con HC, a pesar que ambos se benefician del pacto de impunidad con “olor a tabaco”.
Marito Abdo decidió no acudir a abrazarse con Horacio Cartes el sábado 4 en Coronel Oviedo, pero en su reemplazo estuvo la plana mayor de Añetete liderada por Hugo Velázquez, el vicepresidente, para quien por lo visto no hay problema en acudir últimamente a rendir pleitesía en forma constante al líder de Honor Colorado, causando escozor en otros dirigentes no tan conformes con la hegemonía del Patrón en la ANR.
Por lo menos Marito se cuidó hasta ahora de no posar para fotos hipócritas de “unidad” con Cartes. Pero, de hecho, sigue vigente el pacto de impunidad de la “cicatriz”, que le beneficia a ambos para librarse de investigaciones incómodas, sea en la Contraloría, la Fiscalía o en la Justicia.
Por ello no extrañaría que finalmente se produzca el abrazo cicatrizante, por ejemplo en coincidencia con el 11 de setiembre, día de los colorados. Es que el presidente le ha demostrado con creces a HC su buena predisposición para darle vía libre a sus negocios, no permitiendo que se incluyera en la ley de la Seprelad un artículo concreto obligando a la fiscalización expresa de las tabacaleras y de los clubes de fútbol, que son sospechados como potenciales grandes operadores del lavado de dinero en nuestra economía.
Esta omisión hasta se hizo como una especie de carta de presentación del país ante los auditores de Gafilat, sin importar las graves consecuencias que traería este despropósito para las inversiones sanas en nuestra economía, dado el riesgo inminente de volver a la lista gris de países que no combaten y no aplican sanciones a los lavadores de activos sucios que luego hasta llegan a financiar al terrorismo.
Aunque Marito suele eludir su propia responsabilidad echando el fardo a la fiscalía o al Poder Judicial acerca del control sobre la evasión y el contrabando de tabaco, que son los poderosos impulsores del “lavado”, una demostración más de su sumisión a HC lo dio el presidente al autorizar que tanto el Procurador General de la República, Juan Rafael Caballero, como el Abogado del Tesoro, Ángel Fernando Benavente, soliciten a la Corte Suprema nada menos que el rechazo de una acción promovida por el denunciante de una megaevasión de las tabacaleras, entre ellas Tabesa del Grupo Cartes, y que de contar con una sentencia favorable podría recaudar para el Estado paraguayo centenares de millones de dólares evadidos a lo largo de la existencia del meganegocio gerenciado desde la Unión de Tabacaleras del Paraguay (UTP).
Impunidad en primer lugar
Es por eso que la tan mentada “unidad”, con abrazo o sin abrazo, sólo alienta la impunidad pura y dura, sin importar la suerte del país y de una sociedad conmocionada por la inseguridad y la incertidumbre económica generada por la pandemia.
La cúpula colorada responsable del gobierno aparenta preocupación por la suerte de la ANR en las elecciones de octubre, pero es incapaz de dar en la tecla con medidas que tiendan a reducir drásticamente los índices de criminalidad, que también están incentivados, además de la crisis económica post pandémica, por los cárteles de la narcos que son los primeros en querer barrer con el ministro del Interior Arnaldo Giuzzio, quien fue el que dio nombres y apellidos de los narcopolíticos protectores de los traficantes, en la época de su paso por el Senado.
Hace rato que se viene alertando acerca de la preeminencia de la narcopolítica en el país, así como de la posible ida a una espiral de violencia fogoneada por elementos del submundo de la droga y el contrabando. Por ahora, sin embargo, la única respuesta del gobierno es mostrar una “unidad” ficticia, que tal vez sea convincente para que los delincuentes se cuiden de no patear su propia olla, en una situación que se llegaría a la larga de persistir las condiciones para una explosión social a causa de la terrible ola de criminalidad.
De allí que no sorprende que ya se hable de continuar la “concordia” tras las elecciones municipales, a despecho de sus resultados favorables o desfavorables. Así se entiende el lenguaje de los sucesivos abrazos forzados con miras a los próximos comicios.
El senador Silvio “Beto” Ovelar ya lo adelantó en Coronel Oviedo acerca de lo que se viene después del 10 de octubre, porque todos se preguntan si de los abrazos cordiales se volverá a las conocidas diatribas entre los liderazgos, como ya adelantaron Lilian Samaniego y Nicanor Duarte Frutos, que no se cansan en despotricar contra Horacio. La senadora sin rodeos, mientras que el director de Yacyretá lo hace en forma más elíptica.
“Beto” Ovelar aventuró la posibilidad de relanzar Concordia Colorada, el pacto nacido de la “Operación Cicatriz”, como el movimiento de unidad para las elecciones de 2023, en una jugada que implicaría dejar de lado la interna salvaje que se percibe, con un Velázquez ya lanzado por el propio Marito a la carrera presidencial, mientras que el mismo HC sigue proclive a la fórmula Santi Peña-Alliana, aunque sin una definición tajante hasta el momento.
Cartes es muy celoso del sitial que ha alcanzado como supremo hacedor en la ANR y en gran parte de las instituciones del país, para dejar que Velázquez o Añetete se lleven los laureles en una concordia. En todo caso, buscaría repetir la situación actual de los abrazos sólo después de la interna de diciembre de 2022, con un partido unido alrededor del candidato triunfante, sea Velázquez o Peña, pero siempre con el padrinazgo en la cima de HC.
Es la posición que le mantiene cómodo a Horacio como el “hombre fuerte”, a buen recaudo de posibles inquisiciones fiscales o judiciales, tanto desde dentro como fuera del territorio nacional. De allí su culto a una ANR “unida” bajo su patronazgo, porque le resulta lo más cómodo, incluso sin necesidad de postularse directamente a algún cargo o reclamar la negada banca senatorial.
El voto castigo
Una gran incógnita resultan los comicios del 10 de octubre y sus números, especialmente en lo que respecta a la recuperación por la ANR de municipios importantes como Asunción, Ciudad del Este y Encarnación, donde hasta ahora llamativamente no se escenificaron “abrazos”.
Existe el peligro que se dé el famoso voto castigo al gobierno de Marito y contra algunas administraciones municipales, donde tanto colorados, liberales o independientes no estuvieron a la altura de los reclamos ciudadanos, pero la pregunta es si ha convencido o no al electorado la “concordia” colorada.
Por ejemplo, en Ciudad del Este la Lista 1 trata de unir la fuerza colorada detrás de Ulises Quintana, pero éste acaba de pedir la expulsión del partido del senador Javier Zacarías Irún, cuestionado exintendente de la capital del Alto Paraná, y quien estaría actuando en contra del candidato republicano en las elecciones próximas, por lo que el diputado calificó como traición a la causa de la ANR la conducta del legislador excartista y ahora cercano al abdismo.
Una rotunda victoria en las municipales sería para HC una forma de decir que el triunfo es suyo, y encima con poca inversión monetaria en comparación a otras campañas, siendo más rentables las fotografías de los abrazos en una sociedad ya mucho más comunicada a través de las redes sociales. En cambio, un resultado no tan brillante a la postre le vendría bien a un Marito vacilante en ir a posar para los abrazos con HC, con el fin de asumir una posición de liderazgo en el partido en detrimento de Horacio, ya con la mirada puesta en las presidenciales y con Velázquez como el delfín para enfrentar al “tridente” Peña-Alliana-Cartes.
De cualquier forma, para un elector alejado del fervor partidista colorado o liberal, con posturas más críticas e independientes, interesado sólo en el bienestar de la sociedad, resulta la oportunidad de emitir su voto pensando ya en lo que se viene en el país en 2023, con grandes problemas a resolver para defender la institucionalidad y traer así la recuperación económica, cuya condición sine qua non es el combate a la corrupción y la impunidad.
Un candidato a presidente ya autoproclamado y que promete lucha contra el “bandidaje”, como él mismo se define, es el exsenador y político independiente Paraguayo Cubas, quien blandiendo un cinto amenazador se hizo presente en el acto de la seccional colorada de Coronel Oviedo, no ahorrando epítetos de grueso calibre contra Horacio Cartes. Por supuesto, no le dejaron entrar, pero ya acaparó el estrado de las redes sociales poniendo en ridículo a la dirigencia de la ANR allí reunida.
Habrá que ver de qué manera finalmente se arma el frente opositor para tumbar al partido hegemónico. Las cartas están lanzadas, pero la única forma de derrotar a la corrupción y la impunidad será con un gobierno totalmente diferente al que conocemos hasta ahora, incluyendo a los que precedieron al de Marito.
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