Cartes trabajará para “poner la casa en orden”

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Cuando dijo Horacio Cartes que se empeñará en “poner la casa en orden” se refería sin lugar a equívocos a la tarea de apurar los tiempos en su Gobierno, con el fin de sacar de su letargo a un país que tiene todo para salir adelante y mejorar las condiciones de vida de una parte importante de su población sumida en la pobreza, y en algunos casos la más extrema.
El liderazgo del presidente electo, dentro de su partido y en las negociaciones con otras fuerzas políticas, es puesto a prueba en estos días, cuando se analiza la conveniencia o no de aceptar a Venezuela en el Mercosur, o en el debate sobre la necesidad de contar con un marco regulador de la electricidad en un país como el Paraguay que es el único en la región que no cuenta con un organismo clave para su desarrollo energético.
Es cierto que habría que estudiar mejor el tema del ente regulador energético, pero hay que remarcar que resulta un asunto emblemático para el programa de reforma del Estado del nuevo Gobierno, que ya está siendo llevado con inusitada rapidez por algunos diputados colorados y de otras bancadas.

¿Qué conviene más, esperar o apurar?
Hay voces que provienen del mismo partido Colorado que le piden a Cartes no apresurar los tiempos, tanto en el tema Venezuela como en el energético, en vista de la necesidad de evitar que el nuevo Gobierno dé muestras de no tener el apoyo parlamentario en estos puntos prioritarios de su agenda programática. 
Para el presidente electo resulta fundamental tener arreglado por lo menos el tema del Mercosur, con el objetivo de dar una imagen internacional más aceptable y ayudar a la venida de inversionistas que tanto necesita el país para su desarrollo. Pero para ello debe primero “poner la casa en orden”, como lo expresó gráficamente el mismo Cartes la semana pasada.
Y poner la casa en orden implica en primer lugar disciplinar a su propia tropa, es decir, a los senadores y diputados colorados, especialmente a los que van a asumir sus bancas a partir del 1 de julio. 
Por ejemplo, Cartes deberá ser finalmente el árbitro que dirima entre las distintas facciones que están luchando para llevar a su hombre a la presidencia del Senado y del Congreso Nacional. Es la primera prueba de la habilidad política y del liderazgo de HC, tanto dentro de su partido como fuera de él, y de su éxito al poner a un hombre de su confianza para presidir el Senado dependerá después cómo se aborda el urticante caso de la aprobación para el ingreso o no de Venezuela al Mercosur.
Un tiempo de espera para un tema tan fundamental como el Mercosur no es lo mejor para Horacio, pero a juzgar por las últimas movidas en el ámbito regional, al realizarse la primera cumbre post elección en Paraguay sin la presencia del presidente electo, se está ante una señal negativa. 
Debió molestar de sobremanera a Cartes no ser parte de la primera cumbre del organismo regional sudamericano. Y es porque aún no ha conseguido tener la posibilidad de conseguir la aprobación de Venezuela en el Senado, por lo que no tuvo otro remedio que endurecer su posición afirmando que no tolerará que se pisoteen los derechos del país como miembro del Mercosur. Es decir, en el tema del acuerdo regional se volvió prácticamente a fojas cero.
El nuevo Gobierno debe necesariamente reconocer que la presencia de Venezuela es un hecho consumado en el Mercosur y que hay cuestiones muy importantes que también hay que negociar con el país caribeño, como la deuda de Petropar con PDVSA por la provisión de combustibles. Mientras tanto, es una realidad que el Paraguay seguirá suspendido del organismo de integración y de la Unasur, mientras no se resuelva en el Senado la cuestión del ingreso de Venezuela.

Reforma del Estado en peligro
En el otro tema que pone a prueba el liderazgo de Horacio Cartes, el del marco regulador energético, llamativamente confluyen los intereses de empresarios y sindicalistas, que sugestivamente se pusieron de acuerdo para rechazar la implementación del ente rector de lo que aparece como un intento de desmonopolizar la Ande.
En este punto estratégico de la agenda del nuevo Gobierno también se escucharon voces que piden retrasar el tratamiento del proyecto de ley para estudiarlo mejor y “socializarlo” más. No sólo lo pide el Gobierno actual a través de la Mesa Energética, sino también algunos sectores técnicos y hasta exponentes de la dirigencia colorada.
Pero a diferencia del tema Mercosur, que podría esperar un poco en su solución, el nuevo Gobierno de Cartes debe dar una señal de su apuesta irreductible a la reforma del Estado, y el tan demorado marco regulador de la electricidad, si es que es aprobado en el Parlamento, demostrará que el mandatario está decidido a llevarla a cabo.
Voceros de la izquierda distorsionan ex profeso el proyecto de Ley que crea el Ente Regulador de la Energía Eléctrica en nuestro país, al expresar que la medida tiende sólo a la privatización de la Ande y a la pérdida de la soberanía nacional en el sector.
Sin embargo, en forma deliberada evitan señalar que, por el contrario, el marco regulatorio conducirá efectivamente a que el Estado paraguayo vuelva a tener completo control sobre la riqueza energética, que hoy está siendo llevada en su mayor parte por los países vecinos con un precio fuera de los parámetros del mercado.
El marco regulador del sector eléctrico es una necesidad para que la misma Ande sea fortalecida, mediante una capitalización con aporte del sector privado, nacional o extranjero, que sin una legislación como la que se está perfilando en el Congreso no se va a concretar.
Como se ve, no se trata de una privatización, sino de la posibilidad para que la entidad estatal se abra al mercado de capitales y a la bolsa con el fin de reunir fondos que permitan su expansión. Con ello se dejará de presionar sobre la capacidad de captación de créditos externos e internos del Estado, que así podrá orientar estos recursos a otras necesidades más urgentes, especialmente en las áreas de salud, educación, vivienda y reforma agraria.
El ente regulador implica asumir el control total del sistema eléctrico nacional, por parte del Estado paraguayo, sin la carga financiera y las carencias de capital de las que hace gala hoy la Ande, que actualmente es un verdadero lastre en vez de ser una empresa eficiente y sin pérdidas.
Más que el tema Mercosur, la manera en que se canalice una solución para el conflictivo asunto del marco regulador dará la pauta de cómo comienza a barrer la escoba nueva de Cartes para poner la casa en orden.

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